“Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale” (2 Samuel 11:25).
El 5 de septiembre de 1972, el mundo se conmocionó. No había redes sociales en ese tiempo, pero, sin duda, la noticia hubiera sido tendencia en Twitter y sería de las más comentadas en Facebook. En Múnich, Alemania, en el marco de los Juegos Olímpicos que se desarrollaban en esa ciudad, el comando palestino Septiembre Negro asesinó a once atletas israelíes, que previamente habían tomado como rehenes en la Villa Olímpica. Fue una enorme tragedia, que tiñó de luto el deporte mundial.
Si este condenable hecho fue de árabes contra israelíes, en la Biblia también se registra un terrible asesinato ideado por un israelita contra un extranjero. Se trata, nada más ni nada menos, que del mismísimo rey David, quien planificó minuciosamente el asesinato de Urías (un heteo) porque… iquería quedarse con su esposa!, a quien codició.
El versículo anterior muestra a un David sumido en las garras del pecado y, como marioneta del enemigo, alienta y felicita a Joab por el mal realizado bajo su orden. Si lees los dos libros de Samuel y el principio del primer libro de los Reyes, comprenderás que Joab no era precisamente un paladín de la ética y de la justicia, pero aun a él la acción de David le pareció bochornosa.
Árabes contra judíos; judíos contra árabes. Parece la guerra de nunca acabar. Ataques de un lado y del otro.
Hoy puede ser un día histórico. Pide a Dios que te contagie de su amor por todos los seres humanos, cualquiera que sea su raza y la religión. Ten amor y compasión para todos, aunque no tengan amor y compasión por ti.
“Desde los días de Adán hasta los nuestros, nuestro gran enemigo ha ejercitado su poder para oprimir y destruir Actualmente, se está preparando para su última campaña contra la iglesia. Todos los que se esfuercen para seguir a Jesús tendrán que entrar en lucha con ese enemigo implacable. Cuanto más fielmente imite el cristiano al Modelo divino, tanto más seguramente será blanco de los ataques de Satanás”.
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