El partido de fútbol de esa mañana pronosticaba un excitante encuentro. Los chunguitos estaban ansiosos por iniciar el partido. Se oye el silbato y empiezan a correr todos tras la pelota, pases cortos, pases largos, y allí van corriendo de un lado a otro, de un extremo a otro de la cancha, cuando en eso un tiro largo, largo, largo... La bola fue a parar justo en medio del pantano que se encontraba al otro lado del campo.
Los chunguitos se paran en la orilla del pantano pretendiendo alcanzar el balón apoyados con un palo, otro tira una piedra y nada. De pronto un osado y valiente chunguito va dando saltos hasta llegar a la bola. La sujeta, mientras el resto desde la orilla le aplaudían y animaban. De pronto el chunguito se empieza a hundir; en tanto más se movía pretendiendo avanzar o salir, más se hundía.
Los chungos, expectantes, gritaban: ¡Sálvate a ti mismo! ¡Sálvate a ti mismo!. Ante los animosos gritos el chunguito se sujeta sus propias orejas y empieza a tirar hacia arriba, pretendiendo salvarse a sí mismo de hundirse.
“Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia” Proverbios 3.5
Los que hemos tenido la oportunidad de estudiar una profesión, obtener algún diplomado o lograr una carrera profesional exitosa, incluso los que han alcanzado una posición social, económica o laboral trascendente, nos encontramos de pronto en medio del pantano, al igual que el chunguito de la anécdota. Tratar de salir solos de nuestros problemas, pretender hacer las cosas sin ayuda, o peor aún, fingir que no necesitamos a nadie para salir adelante en la vida es la peor de las falacias.
El libro de proverbios nos muestra los beneficios que ofrece la Sabiduría, entregarse por completo en buscar inteligencia y buen juicio como si se buscara plata o un tesoro escondido.
“Las enseñanzas son una lámpara encendida; las correcciones y los consejos son el camino de la vida” Proverbios 6.23
“Mira siempre adelante, mira siempre de frente. Fíjate bien en donde pones los pies, y siempre pisarás en terreno firme”. Proverbios 4.25-26
“Mira siempre adelante, mira siempre de frente. Fíjate bien en donde pones los pies, y siempre pisarás en terreno firme”. Proverbios 4.25-26
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