sábado, 30 de septiembre de 2017

El mendigo rico

Aquel mendigo pululaba de un lado a otro; tenía aproximadamente 40 años, rostro barbudo, con vestimenta sucia y con fétidos olores, de mirada un poco perdida, como buscando una explicación. Había tenido una vida bastante intensa, pero ahora buscaba en el contenedor de basura de aquella enorme residencia, mientras los perros a su lado esperaban a que él les compartiera algo de su nuevo festín, que sacaba del contenedor.
Alargaba su mano y apartaba algo fétido para poder alcanzar una caja con restos de una pizza que había quedado en la basura, cuando de pronto alguien le tocó su hombro y le dijo: –hola, ¿qué haces aquí?
Extrañado de la pregunta, le señaló su vestimenta y dijo: — ¿no ves que soy un pordiosero?
Resultado de imagen de El mendigo ricoEl hombre de alta estatura, moviendo negativamente su cabeza, expresó:
— Te han engañado, ésta no es tu vida, éste no es tu lugar. Entonces el miserable pordiosero dejó de intentar alcanzar su pedazo de pizza y se sentó.
— ¿Qué es lo que usted está diciendo? ¿No ve quién soy, o es que está loco?
— No estoy loco, he venido para decirte que ésta no es tu vida, ¿sabes quiénes son tus padres?
Él, moviendo negativamente la cabeza, dijo:
— Soy huérfano, crecí en la casa de doña Chema. Ella me crió y no pude ni siquiera ir a la escuela.
— Claro que pudiste, pero no quisiste.
— Bueno, sí, pero nunca tuve ni siquiera para el uniforme.
— Tuviste, pero tú vendías lo que te compraban.
— Bueno, ¿y usted cómo sabe tantas cosas de mi pasado? No le importa lo que yo haya hecho,
es mi vida.
— Sí importa lo que hiciste; de hecho eso es lo que aquí te mantiene.
El mendigo quedó extasiado mirando a los ojos del extraño hombre, y le dijo: -no sé quién es usted, no me interesa, déjeme hacer lo que hago.
— ¿De verdad quieres que me retire?, ¿no quieres saber quién es tu verdadera familia? ¿No te gustaría saber que en casa de tus padres hay abundancia?
El mendigo se tambaleó y se sentó en la acera.
— ¿Es usted adivino, o brujo o algo por el estilo?
— Vengo para decirte que eres un ser especial, que perteneces a una de las mejores familias, pero fuiste desechado por tus actos delictivos desde tu infancia; ellos te enviaron a la casa de doña Chema, y ella se encargó de que no regresaras nunca a tu hogar privilegiado, te fuiste alejando de tu familia, y siempre creyeron que habías muerto. Ahora estás aquí, sucio y avergonzado de ti mismo, además, ¿por qué me dices lo de adivino? ¿Me estás diciendo que no te interesa saber tu verdadero hogar?, ¿o me equivoco? ¿Quieres conocer ese hogar?
— Si, claro, me gustaría saber eso que usted me está diciendo. No logro entenderlo
 con claridad.
El mendigo acompañó a aquel extraño hombre, y en unos minutos estaban frente a un inmenso terreno con un portón muy elegante, y al fondo se podía ver la elegante edificación. El mendigo se rascó la cabeza y preguntó: –¿ésta es mi familia?
- El hombre misterioso le dijo: sí, ¿por qué lo pones en duda?
El mendigo se dio la vuelta y con el portón a sus espaldas exclamó: — no puedo creer la gran mentira que usted me está diciendo; mire mi vestimenta, mire mi cuerpo, soy alguien abandonado.
— Eso es lo que te han hecho creer, por lo que consumes a diario en esa cantina donde te pones a pedir un trago, porque cuando vas al mercado le pides monedas a todas las personas, porque tratas de poner tu mejor rostro para que no te vean la cara de pobreza. ¿Por qué eres tan incrédulo? Eres como la mayoría que encuentro, eres exactamente igual; ¿sabes a cuántos he logrado llevar a ese lugar? Solo a 5 en más de 6 meses.
El mendigo inquirió: –¿por qué te preocupas por nosotros los olvidados?
El extraño le miró tiernamente a sus ojos y agregó:
— Esta es la orden, que podamos decirle a muchos, a los que podamos, que entren a este bello lugar, que su familia auténtica les espera.
— Oiga, no me siga diciendo nada más, no entraré en ese lugar, solo es para los de dinero, solo con ver esa propiedad... es un lugar solo para ricos.
— ¿Sabias que ése es tu lugar verdadero? Pero con esa mente incrédula que tienes seguirás comiendo basura, oliendo hediondamente y viviendo de las obras y sobras de los demás. Cuánto me gustaría que entendieras estás líneas que dicen:
“Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento?, dice tu Dios.” Isaías 66:9
– Te haré ahora yo una pregunta: ¿qué sientes al ver lo que otros te regalan? ¿Qué sientes andar fétido de pies a cabeza?
¿Qué deseas tener realmente? La mayoría son como tú, incrédulos de corazón y con una mente muy racional. Esa mente es la que hace que muchos no puedan entrar aquí. Pero si esa es tu decisión me temo que seguirás en las mismas andadas.
De pronto una luz como un rayo cegó la visión del mendigo, y en ese mismo momento el mendigo se levantó de su petate en el que descansaba y comenzó a mirar para todos lados, se miró las manos y notó su corazón palpitar a más de 100 latidos por minuto. Jadeante expresó:
— ¿Pero qué es lo que me ha pasado? Es solo un sueño y lo vi tan real... No creo ser de un linaje escogido, no creo todo eso que me dijo ese hombre, no creo que yo pueda superar mi pobreza. ¿Linaje escogido? ¡Vaya!, qué frase más rara esa, eso no me suena. Solo soy un mendigo y eso seguiré siendo. Es más cómodo ser mendigo, es bueno vivir de los demás, es bueno que sientan lastima por mí y así me den más, y no tengo mayor responsabilidad en mi vida. No creo ese cuento, nadie da la vida por mí,... si nadie sabe lo que necesito! Esto solo ha aumentado mi curiosidad.
Cuántos andan en la vida creyéndose simples polluelos, cuando en verdad son huevos de águila que han sido robados y llevados a un gallinero, y lo que vieron fueron seres que eran terrestres, pero crecieron y empezaron a hacer lo que todos hacen, picotear el suelo, buscar gusanos, escarbar con sus patas.
Pero un águila engañada, jamás sabrá quién es en verdad si no ve las evidencias de su robo. Pero solo hay un libro que le cuenta la historia total de su vida.
¿Crees que eres gallina o un águila? ¿Tu extirpe dice qué eres para surcar los aires? Pero te dijeron que eres una gallina.
Naciste entre gallinas pero no eres una gallina. Prueba tu plumaje, extiende tus alas y verás, míralo, observa lo que cuesta ese corazón que tienes allí, mira tus piernas, ¿sabes cuánto valen? Mira tus órganos, es sencillo saberlo.
– Dime qué haces y en qué crees, y te diré quién eres de verdad.
Muchas personas viven en la miseria, en desaciertos, porque no saben el valor que en verdad tienen, no saben que son de un linaje diferente, pero si no aceptan esa verdad, seguirán en la miseria espiritual y material, sin valorar cada detalle especial, como es su vida misma.
Empecemos a reconocer que Jesús es quien dio la vida por nosotros, y si aceptamos esa verdad, vendremos a ser hijos suyos y protegidos de su mano.
¿Tú eres Mendigo o Eres Hijo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario