jueves, 18 de mayo de 2017

Los regalos de Dios

A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. (1 Timoteo 6:17).

Resultado de imagen de Los regalos de DiosÉsta es la historia de un joven que estaba a punto de graduarse y que había pedido a su papá, como regalo de graduación, un hermoso coche. El papá podía comprárselo porque era un hombre rico, y el joven estaba convencido de que iba a recibir ese regalo el día que terminara la universidad.
El gran día llegó, y el papá le dijo al muchacho: “Hijo, estoy muy orgulloso de ti, y te amo más que a nadie en el mundo. Hoy quiero hacerte este regalo, que es lo más especial y más valioso que puedo darte. Espero que sepas usarlo”.
Acto seguido, le entregó una Biblia. ¿Una Biblia?, pensó el muchacho. ¿Y para qué quiero yo una Biblia?, siguió pensando. Sin poder controlarse, gritó a su padre con enojo: “¿Con todo el dinero que tienes, y no has sido capaz de regalarme lo que yo quería? Nunca más volveré a poner un pie en tu casa”. Y se alejó de la vida del papá...

... Pasaron los años, y aquel joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. 
Pero un día recibió la noticia de que su papá había muerto, y que él había heredado todas sus posesiones. Tenía que volver a casa para arreglar el papeleo de la herencia. Cuando llegó, vio entre los papeles del papá aquella Biblia que le había regalado por su graduación. Cuando la tomó, cayó de ella la llave de un coche junto con una nota escrita a mano: “Hijo, tu auto te espera. Ve a buscarlo”.

A veces Dios nos hace regalos que no sabemos apreciar. Por ejemplo, el hecho de que te hayas levantado hoy vivo y con salud, es un regalo de Jesús. La comida que mamá pone sobre la mesa, la casa en la que vives, el auto que te lleva a todas partes, tus hermanos, abuelos y primos… Todos son regalos de Dios para ti. La pregunta es: ¿Los valoras lo suficiente, o ni te fijas en ellos porque quieres otras cosas que a ti te parecen mejores? Jesús no siempre nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos para ser felices.

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