No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla. 1 Corintios 10:1-13
En la ciudad de Santa Barbara, en California, hay
una calle con un nombre curioso: «Salsipuedes». Cuando se le dio nombre a la
calle, la zona estaba alrededor de un pantano que a veces se inundaba, y los
urbanistas, que hablaban español, apodaron el lugar con una advertencia nada
sutil de permanecer alejados.
La Palabra de Dios nos advierte que no nos
acerquemos a la «senda equivocada» de pecado y tentación: «Déjala, no pases por
ella; apártate de ella, pasa de largo» (Proverbios 4:15). Pero la Escritura no dice
simplemente «sal si puedes». Nos ofrece seguridad y nos indica a dónde ir: «Fiel
es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1
Corintios 10:13).
La promesa de que Dios no permitirá que seamos
tentados más allá de lo que podemos soportar es un recordatorio alentador. Si
acudimos a Él cuando somos tentados, sabemos que nos ayudará a descubrir la
salida.
La Biblia afirma que Jesús puede «compadecerse de
nuestras debilidades». Sin embargo, «fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15). Jesús sabe cómo salir de cada
tentación. ¡Nos mostrará el camino si corremos a Él!
Gracias,
Señor, por ser fiel y darme una salida a cualquier tentación que enfrente.
Dios promete ayudarnos cuando somos tentados.
Dios promete ayudarnos cuando somos tentados.
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