viernes, 21 de abril de 2017

Reflexión Sobre el Amor al Prójimo

Cuando un grupo de fariseos le preguntaron a Jesús cuál era el mayor de los mandamientos, Él aprovechó para darles una enseñanza fundamental sobre el tema: "El mayor mandamiento es: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Éste es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, no hay otro mandamiento mayor que estos" (Marcos 12: 29-31)Solo le preguntaron por uno pero el Señor les dio un segundo, tan importante como el primero. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", citando un pasaje del Antiguo Testamento (Levítico 19:18). 

¿Por qué respondió con dos mandamientos si solo le pidieron uno? ¿No era suficiente con decir que amar a Dios era el mandamiento más importante de todos? Desde la óptica de Jesús no lo era. El Señor conocía muy bien la tendencia del ser humano a declararse "religioso". Hoy en día, es muy común ver en las iglesias cristianas a creyentes participando fielmente en reuniones de adoración, haciendo oraciones y cantándole a Dios canciones que ciertamente dicen amarlo,... pero más tarde regresan a sus egocéntricas vidas. Muchas de estas personas están convencidas de que con solo amar a Dios es suficiente, y poco les importa si dañan a otros. A veces los más devotos son los más viles en sus relaciones, maltratan a sus familiares y con frecuencia hieren a sus amigos más cercanos.

Pero Jesús nos enseña que amar a Dios y amar al prójimo están profundamente relacionados. Está claro que amar a Dios es el más importante de los mandamientos, pero si realmente lo amamos es inevitable que ese amor no se extienda a los demás. La forma más sencilla de saber cuánto amas a Dios es cuestionándote cuánto amas a las personas. Estas dos clases de amor no pueden ir separadas, están íntimamente vinculadas, y es imposible tener una si no tienes la otra.



1 comentario: