Es casi imposible dormir si estás “demasiado tenso”. ¿El recuerdo de los eventos del día te impide conciliar el sueño? ¿Sientes como si escalaras una gran montaña y empujaras una inmensa piedra con un palo diminuto? Memoriza las siguientes palabras:
Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra. Salmos 121:1-2
¿Estás preocupado ante la posibilidad de cometer errores, de causarle una desilusión a tu jefe, o fallarle a tu familia? Graba en tu interior estas palabras:
No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Salmos 121:3-4
¿Afectan a tu salud las innecesarias ansiedades que a veces tienes en tu vida? Memoriza lo siguiente:
El señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Salmos 121:5-6
¿Has comenzado ya a agonizar por las fechas límites del próximo mes, por los impuestos a pagar el año venidero, por la matrícula universitaria que hay que costear en diez años, o por suplir fondos a tu cuenta de jubilación de aquí a treinta años? ¿Cargas todo esto al disponerte a reposar tu cabeza en la noche, sobre la almohada? Aprende las siguientes palabras:
El Señor te protegerá de todo mal; Él guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. Salmos 121:7-8
¡Acabas de memorizar un salmo completo! Repítelo cada noche. Sustituye “tu” por “mi”, y “te” por “me” de modo que lo personalices. Entonces, descansa sabiendo que Dios te tiene a ti, a tu vida y al resto del universo, bajo Su control.
Jeremías 31:26 Y mi sueño me fue agradable.
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