miércoles, 26 de abril de 2017

¿Cuál debe ser la bandera del cristiano?

La bandera del cristiano es algo mucho más profundo que un diseño sobre tela, es un símbolo santo que tiene un sello eterno en nuestro corazón.
La bandera cristiana es utilizada para representar a todas las denominaciones cristianas y no está restringida por ninguna nación. Fue concebida el Domingo 26 de septiembre de 1897 en la capilla Brighton, Coney Island en Nueva York.

La bandera cristiana fue diseñada por Charles Overton en 1897. La cruz roja significa la fe cristiana, el amor de Dios al hombre y la promesa de la vida eterna. El azul representa el cielo y el blanco significa la pureza, la inocencia y la paz.

Recuerdo de las Escuelas Bíblicas de verano y también en los campamentos a los cuales asistía fielmente durante los años más tiernos de mi vida. Allí hacíamos juramentos a coro a la bandera cristiana diciendo un estribillo así: "Rindo lealtad a la bandera cristiana y al Reino de Dios que ella representa. Una hermandad de los nacidos de nuevo, salvados por la Sangre de Jesús".

Este estribillo toma formas diferentes en distintos países del mundo; pero siempre tiende a significar lo mismo, y a veces se entona con diferentes palabras.

Estos párrafos anteriores dan una perspectiva histórica y tradicional de lo que han tomado muchas denominaciones evangélicas como La Bandera Cristiana.

Aunque la realidad bíblica y teológica es que la verdadera bandera de los cristianos debería ser la cruz de Cristo, y no hay otro símbolo más excelso que éste.

Un himno tradicional apunta a la única bandera que debe tener todo cristiano. Y es el Santo sacrificio de Cristo, quien toma el lugar de todos nosotros, los pecadores, y muriendo en la cruz por nuestros pecados y por nuestras faltas el que debe ser el único estandarte más elocuente, maravilloso y digno que debe izar como bandera todo creyente.


Es imposible expresar con palabras lo que significa la muerte de Cristo. No hay libro, pluma o forma de explicar por completo ese misterio de la redención de nuestras almas por su muerte expiatoria en la cruz del Calvario.

Este es el acontecimiento más importante y trascendente de toda la historia de la humanidad. Mediante el sufrimiento de Jesucristo se cancelan, borran y perdonan todos los pecados presentes y futuros de los redimidos, de aquellos que Dios ha predestinado desde las Edades Eternas en su Santa y Soberana voluntad y no hay más que explicar sobre este tema. (Romanos 8:30).

Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo(Gálatas 6:14).

Esta debe ser la única bandera del cristiano, aquí entonada en una versión mucho más moderna.


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