sábado, 29 de abril de 2017

Cristo es el cumplimiento de las Escrituras

Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. Mateo 13:16-17

Cada uno de los cuatro evangelios presenta un aspecto diferente de Jesús. El primero, Mateo, revela a Jesús como el Mesías esperado, aquel que cumple las profecías. Marcos evoca el siervo de Dios; Lucas, el hombre perfecto; y Juan, el Hijo de Dios.

El evangelio según Mateo es como un puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los profetas del Antiguo Testamento anunciaban las profecías concernientes al Mesías, el Cristo, y esperaban su cumplimiento. Los discípulos de Jesús las estaban viviendo, pues Jesús era el Cristo. Veían y oían lo que los creyentes de otro tiempo habían esperado. Mateo describe a Jesús no como un profeta más, sino como Aquel que cumplió la profecía. El Reino de Dios, esperado desde hacía tanto tiempo, había llegado en la persona del Señor Jesús, pero no fue bien recibido.

Jesús también es Aquel que cumple la Ley de Dios revelada en el Antiguo Testamento. Algunos pensaban que Jesús no la respetaba, por ejemplo cuando sanó a una persona en sábado. Pero Jesús dijo: “No he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). Aunque Jesús fue más allá de un simple respeto a la Ley. Era la justicia del corazón y no de las palabras lo que animaba su vida. Los motivos que lo hacían actuar eran los de Dios, quien es amor y luz. Jesús vivía “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).



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