viernes, 24 de marzo de 2017

Vivir en paz y tranquilidad

HECHOS 26:18 “Te mando a ellos para que les abras los ojos y no caminen más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que crean en mí y reciban así el perdón de los pecados y una herencia en el pueblo santo de Dios.”
Resultado de imagen de Vivir en paz y tranquilidadTodos los días los medios de comunicación del mundo anuncian escándalos que originan todo tipo de acusaciones. Claro está que existen acusaciones falsas, en las que un inocente recibe el feroz ataque de los acusadores. Parece que nuestra sociedad sintiera un deleite especial en acusar y remarcar los errores, no para corregirlos sino para hundir y destruir a la persona. Lamentablemente, este tipo de acusaciones las vemos hasta dentro de los círculos cristianos.
Pero la Biblia nos enseña otra cosa, y es que cuando reconozco mi pecado ante Dios y se lo confieso, Él me limpia con la sangre de Cristo y soy perdonado. (1 Juan 1:8-9 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.” -Dios Habla Hoy-) ¡A partir de este momento nadie tiene autoridad legítima para acusarme, pues he sido perdonado por Dios!
Si tuviéramos que definir la palabra perdón podríamos hacerlo con la palabra “cancelado”. Eso es lo que hace el Señor cuando el pecador busca refugio en Él. Lo maravilloso de caminar tomado de la mano de Cristo, es que vivimos con el perdón de nuestros pecados pasados y también con la certeza de que si hoy pecamos, pero luego nos arrepentimos, recibiremos el perdón de Dios.
El espíritu de acusación y condenación es propio del diablo, pero el espíritu de Cristo siempre es restaurar, levantar a la persona. No importa cuál haya sido tu pecado, ni cuánto te hayan acusado los hombres. Si tú estás en Cristo, confesando tus faltas a diario ante el trono de Dios, puedes dormir y caminar tranquilo sabiendo que Dios mismo te ha perdonado. 
Señor, gracias por la bendición de vivir bajo tu manto de restauración y perdón. Gracias, Jesús, porque Tú me perdonas y me levantas para que siga caminando en bendición. Por tu Santo Nombre. Amén.

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