Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba:
—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! Ellos os anuncian el camino de salvación.
18 Esto lo hizo por muchos días, hasta que, desagradando a Pablo, se volvió él y dijo al espíritu:
—Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.
Y salió en aquella misma hora.
19 Pero al ver sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades.20 Los presentaron a los magistrados y dijeron:
—Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.

25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Se despertó el carcelero y, al ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Pero Pablo le gritó:
—¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!
29 Él entonces pidió una luz, se precipitó adentro y, temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas. 30 Los sacó y les dijo:
—Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron:
—Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas, y en seguida se bautizó con todos los suyos. 34 Luego los llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Hechos 16: 16-34
A través de este pasaje bíblico, tomando como ejemplo a Pablo y Silas estando en la cárcel de Filipos, veremos el PODER EN ACCIÓN que tiene la ALABANZA cuando la entonamos directamente a Dios; independientemente de las circunstancias negativas, adversas o desfavorables en las que muchas veces nos encontramos. De hecho, aún el ¡PODER DE LA ALABANZA! se da en medio de situaciones difíciles, así como lo analizaremos a continuación. Veamos:
1. LA SITUACIÓN DE PABLO Y SILAS
- Fueron aprehendidos (vr. 19a)
- Fueron traídos al foro: las autoridades en la plaza (vr. 19b)
- Fueron presentados a los magistrados: los jueces (vr. 20a)
- Fueron acusados de alborotar la ciudad (vr. 20b)
- Fueron acusados de enseñar costumbres ilícitas (vr. 21)
- El pueblo se agolpó contra ellos: se levantó, amotinó (vr. 22a)
- Los magistrados les rasgaron (quitaron, arrancaron) sus ropas (vr. 22b)
- Azotados por orden de los magistrados (vr. 22c, 23)
- Puestos en la cárcel y guardados por seguridad: vigilados con cuidado (vr. 23)
- Metidos en el calabozo de más adentro (interior): el lugar más profundo (vr. 24a)
- Aseguraron (sujetaron) sus pies en el cepo (vr. 24b)
¿Es fácil alabar a nuestro Dios en situaciones como éstas? ¡NO! Pero es cuando más tenemos que alabarlo para así experimentar liberación y victoria (vr. 25, 26).
2. LA ACTITUD DE PABLO Y SILAS
- A media noche oraron (vr. 25)
Se supone el estado de ánimo en que se encontraban, y no era hora ni lugar para la oración. Sin embargo, aquí los vemos orando y cantando (Mateo 5:10-12). En cierto sentido es un cumplimiento de lo que dijo Santiago, el hermano de Jesús, en su carta que lleva su propio nombre: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración…” (Santiago 5: 13a). Ana también lo experimentó así (1 Samuel 1: 1-10), Jonás (2: 1, 2, 7, 9), el mismo Jesús (Mateo 26: 36-46; Marcos 14: 32-42; Hebreos 5: 7).
- A media noche cantaban himnos a Dios (vr. 25)
Himno (gr. en griego Jumnéo): un canto de alabanza en las celebraciones, muy parecido a los Salmos del Antiguo Testamento en los que alababan a Dios por todo lo que Él es, relataba las obras de Dios, lo alababa por ellas y por todo lo que había hecho (Mateo 26: 30; Marcos 14: 26; Hechos 16: 25; Efesios 5: 19; Colosenses 3: 16). Un cántico directamente al corazón a Dios.
Resaltamos aquí en este versículo de Hechos, la especificidad, expuesta por el autor sagrado (Lucas), cuando expresa que Pablo y Silas “cantaban himnos a Dios” (vr. 25). De hecho, el centro de la alabanza es el mismo Dios y tiene que ser dirigida a Dios; porque la alabanza es de Dios: “Este pueblo he creado para mí; MIS alabanzas publicará” (Isaías 43: 21). Salmos 102: 18; Efesios 1: 3-6.
¿No cree usted que la alabanza o el canto (como usted quiera llamarle) que suena, se oye diferente y hace distinción cuando se incluye y/o se menciona a nuestro Señor Jesucristo, a Dios, al Espíritu Santo, a la misma Palabra de Dios (la Biblia)? ¡Canto y música sacra! ¡Identidad!
Tengamos mucho cuidado con la “música” que hoy se está grabando y cantando en las iglesias cristianas, donde a veces no se sabe a quién va dirigida la letra del canto o la alabanza: si a Dios, a la mujer, a la naturaleza o a cualquier cosa (sin censura). Recuerde que el único que merece gloria, alabanza, etc., es Dios y nadie más; por lo tanto hay que mencionarlo e incluirlo en lo que cantamos para ÉL.
3. LOS RESULTADOS DE PABLO Y SILAS
- Sobrevino de repente un gran terremoto: un temblor fuerte (vr. 26a)
- Los cimientos de la cárcel se sacudían: se estremecían y temblaban (vr. 26b)
- Al instante se abrieron todas las puertas de la cárcel (vr. 26c, 27a)
- Las cadenas se soltaron instantáneamente (vr. 26d)
- La conversión del carcelero y su familia (vr. 27-34)
Fue una liberación sobrenatural producto de sus himnos de alabanza a Dios (vr. 25-27), muy a pesar de los azotes, cárcel, calabozo, cepo (vr. 22-25). ¡Aquí tenemos el PODER DE LA ALABANZA EN ACCIÓN! Solo aquellos que lo alaban como debe ser, lo verán, experimentarán, vivirán y sabrán de Él siempre. No queda otra que seguirlo alabando a tiempo y fuera de tiempo, independientemente de las situaciones o circunstancias difíciles, adversas, desfavorables, negativas que a diario se nos presenten en la vida, familia, hogar, iglesia, ministerio y otras áreas.
No es necesario esperar a estar bendecidos, saludables, bien económicamente y en otras áreas de la vida para alabarlo, glorificarlo, exaltarlo, darle gracias, adorarlo, etc., pudiendo hacerlo todas las veces posibles e independientemente de las dificultades, problemas, enfermedad, crisis, conflictos, escasez y mucho más (Números 21: 16-20; Josué 6: 4, 9, 13, 16, 20; Jueces 7: 19-25; 2 Crónicas 20: 19-28; Habacuc 3: 17-19).
CONCLUSIÓN: después de haber estudiado esta edificante Palabra preguntamos: ¿vale la pena seguirlo alabando muy a pesar de...? ¿Estamos listos, dispuestos a hacerlo? ¿Nos animamos de ahora en adelante a alabarlo en toda circunstancia, lugar y tiempo? No olvidemos que uno de los propósitos por el cual Dios nos creó fue “para publicar Sus alabanzas” (Isaías 43: 21). Además, tengamos siempre en cuenta que el don de la vida también es para alabarlo (Salmos 102: 18; 118: 17; 150: 1-6; Isaías 38: 18-20). Y como dijo el mismo apóstol Pablo también desde una celda a los filipenses (carta que escribió estando preso en Roma): “Regocijaos en el Señor Siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4: 4). Además, no olvide que Dios habita en medio de la alabanza (Salmos 22: 3). ¡Hagámoslo con entendimiento! (Salmos 47: 7)
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