En quien
tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él. Efesios 3:12
Hace unos años, un amigo me invitó a acompañarlo a
ver un torneo profesional de golf. Como era la primera vez que yo iba, no tenía
idea de qué podía esperar. Cuando llegamos, me sorprendió que me dieran obsequios,
información y mapas del campo de juego. Pero lo que superó todo fue que entramos en la tienda VIP, detrás del hoyo 18, donde había comida gratuita y lugar
para sentarse. Sin duda, no podría haber disfrutado de toda esa hospitalidad por
mi cuenta. La clave fue mi amigo; solo por él, tuve acceso total.
Extrapolando este caso, si fuera por nosotros estaríamos irremediablemente
separados de Dios. Pero Jesús, quien cargó con nuestro castigo, nos ofrece vida
y acceso a Dios. El apóstol Pablo escribió: «para que la multiforme sabiduría de Dios sea
ahora dada a conocer por medio de la iglesia» (Efesios 3:10). Esta sabiduría
unió a judíos y gentiles en Cristo, quien nos abrió el camino para llegar al
Padre: «en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en
él» .
Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, recibimos el
mayor acceso de todos: al Dios que nos ama y desea relacionarse con nosotros.
Padre,
gracias porque puedo llamarte así y entrar en tu presencia al haber puesto mi fe
en tu Hijo Jesús, quien abrió el camino al morir en la cruz por mí. ¡Qué regalo
tan maravilloso!
Gracias a la cruz de Cristo, podemos hacernos amigos de Dios.
Gracias a la cruz de Cristo, podemos hacernos amigos de Dios.
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