jueves, 16 de febrero de 2017

No puedes superar en generosidad a Dios

«Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir»» (Lucas 6: 38).
Resultado de imagen de No puedes superar en generosidad a Dios
Los tiempos en que vivimos son de dificultades económicas. No es fácil encontrar trabajo, y mucha gente está apurada. No llegan a fin de mes y viven esperando su próxima paga. Es una situación precaria. Si tienes trabajo, tal vez la empresa te haya recortado el numero de horas laborales. Es más, trabajar horas extras ya no es una opción viable para muchas personas. Los desahucios ocurren en todas partes. Jóvenes familias no pueden permitirse devolver los préstamos que pidieron para pagarse algo.
Tengo un puesto directivo en una compañía. Llevo siete años allí, y oigo cómo muchos compañeros se quejan de que ya no hacen horas extras. A mí, en cambio, mi jefe me ha programado dos horas y media extras cada semana. Esto significa que cobro diez horas extras al mes. Me siento muy agradecida. Sin embargo, en cierto sentido eso no me sorprende porque sé quién me bendice con estas horas extras. Es el Dios que cumple sus promesas.
Malaquías 3:10-12 promete que si le devolvemos un diezmo íntegro (el diez por ciento de todas nuestras ganancias), Él nos bendecirá. Yo devuelvo el diezmo íntegro de todos mis ingresos y Dios vela por mí, cumpliendo sus promesas. Para mí, honrar al Señor por medio de mi devolución del diezmo, ha sido mi «remedio» para superar los apuros económicos. Aunque afronto desafíos, Dios de algún modo hace posible que la persona que nos programa las horas de trabajo vea mis horas extras como «normales».
He recibido tantas bendiciones del Señor que no puedo contarlas. Por ejemplo, una vez necesitaba una operación de los ojos. Calculé que la factura ascendería a unos 8,000 euros, pero cuando llegaron las facturas médicas, la cifra a pagar era de solo 4,830 euros. Dios, de algún modo, se había ocupado del resto.
Nunca he dejado de pagar mis facturas a tiempo porque mis bolsillos están protegidos por Dios. Creo que Él me bendice conforme a su promesa, porque yo le pido....
...Padre, enséñame cada día a considerar una bendición el devolverte fielmente lo que te pertenece, pues Tú eres siempre más que generoso conmigo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario