Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. (2 Corintios 8:7).

Jesús y sus discípulos necesitaron sustento
financiero mientras viajaban de un lugar a otro anunciando la buena noticia de
la salvación (Lucas 8:1-3). Un grupo de mujeres que habían sido sanadas de
demonios y enfermedades los sustentaban «con sus bienes» (verso 3): María
Magdalena, liberada de siete demonios; Juana, esposa de un funcionario de la
corte de Herodes; Susana, de quien no se sabe nada; y «otras muchas» (verso 3).
Pero sí sabemos que Jesús había suplido sus necesidades espirituales. Ahora,
ellas lo ayudaban a Él y a sus discípulos con recursos financieros.
Cuando consideramos lo que Jesús ha hecho por nosotros, su corazón por los demás se hace nuestro. Preguntémosle cómo desea usarnos.
Cuando consideramos lo que Jesús ha hecho por nosotros, su corazón por los demás se hace nuestro. Preguntémosle cómo desea usarnos.
Señor,
muéstrame cómo puedo ayudar a tu obra.
Jesús lo dio todo; Él merece todo de nosotros.
Jesús lo dio todo; Él merece todo de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario