En la Biblia leemos en Mateo
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos.
Podemos
escuchar a Dios todos los días. Es más, deberíamos escucharle todos los días.
Dios espera que sus hijos, los que le conocen personalmente y conocen su
Voluntad y su Palabra, le toquen a Él personal y directamente, que establezcan
contacto directo con Él, no solo a través de la fe y las oraciones de otras
personas.
Habitualmente
hablamos de la oración con tecnicismos, decimos y nos preguntamos cómo, para
qué, qué fin y consecuencias tiene la oración, cosas por el estilo. Pero ahora vamos a ver la oración en su practicidad. Vamos a oír y hablar con Dios. Dejémonos llevar, sintamos la oración en profundidad como si fuera nuestra oración. Si la sentimos de verdad, probablemente notemos Su Divina presencia. Si nos detenemos unos momentos, si dejamos de pensar en otras cosas y le prestamos a
Él toda nuestra atención, puede que escuchemos al Señor:
En el frescor del día paseo contigo, bajo la agradecida sombra de
mi jardín
escucho tu voz entre los árboles y no tengo miedo.
Tu mano, que pone a dormir las flores una a una con sus pliegues de
rocío,
es fuerte para guardarme y sostenerme; no me soltará.
Me hablas a través del viento, me sonríes desde todas las
estrellas.
Para mí no eres sordo ni ciego, ni estás ausente ni lejos.
Escuchar tu voz es lo que me
da la seguridad de que Tú escucharás la mía.
Todo lo que hay en la Tierra está sujeto a ti.
No puedo apartarme de tu amor, tu amor me sigue por doquier.
Me hablas a través del viento, me sonríes desde todas las
estrellas.
Para mí no eres sordo ni
ciego, ni estás ausente ni lejos…
Y Dios le dijo:”” YO deseo ser una presencia amorosa y constante
en tu vida,
Quiero comunicarme personal y directamente contigo.
No deseo una relación distante, fría o mental, sino profunda y
sincera. “De corazón a corazón”. Quiero que comulguemos íntimamente, que
conversemos, que juntos tomemos decisiones y que a veces nos comuniquemos sin
decir palabra. Deseo que cultivemos un vínculo de amor más fuerte del que has
entablado con persona alguna, algo que ahora ni siquiera eres capaz de
imaginar"".
""En toda relación de amistad hace falta tiempo y
práctica para tener confianza con la otra persona, para así, actuar con naturalidad
y espontaneidad. Lo mismo sucede cuando quieres aprender a conversar libremente
conmigo.
Pero si haces el esfuerzo, te hablaré.
Quizá las primeras veces pensarás que esa vocecita que oyes
en lo profundo de tu ser proviene de tu mente, pero con el tiempo sabrás que es
Mía. Puede que te dé ideas o respuestas a tus interrogantes; o tal vez te
infunda una sensación de paz y bienestar; o quizá simplemente te diga lo mucho
que te aprecio y cuánto disfruto de tu compañía.
Estoy lleno de sorpresas, nunca sabrás con lo que te vas a
encontrar,
PERO TE PROMETO UNA COSA:
JAMÁS TE DEFRAUDARÉ""
Gracias,
Dios.
Gracia
y paz para todos, en el nombre de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, amén.
M.G.L.
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