Hay gente que cree que la regeneración bautismal (el bautismo) es un paso imprescindible para que una persona sea salva. Pero aunque el bautismo es un paso importante de obediencia para un cristiano, NO SE REQUIERE para la salvación. Eso sí, todos y cada cristiano deben ser bautizados en agua por inmersión, porque el bautismo ilustra la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Romanos 6:3-4 declara, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” La acción de ser sumergido en el agua, ilustra el ser sepultado con Cristo. La acción de salir del agua, ilustra la resurrección de Cristo.
Cualquier cosa que se añada a la fe en Jesucristo como requerimiento para la salvación, es una salvación basada en obras. Añadir CUALQUIER COSA al Evangelio, es decir que la muerte de Jesús en la cruz no fue suficiente para comprar nuestra salvación. El decir que debemos ser bautizados para ser salvos, es como decir que debemos añadir nuestras propias buenas obras y obediencia a la muerte de Cristo, a fin de hacerlo suficiente para la salvación. Pero solo la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados (Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21). El pago de Jesús por nuestros pecados es adjudicado a "nuestra cuenta" únicamente por fe (Juan 3:16; Hechos 16:31; Efesios 2:8-9). Por lo tanto, el bautismo es un paso importante de obediencia después de la salvación, pero no puede ser un requerimiento para ella.
Sí, hay algunos versos que parecen indicar que el bautismo es un requerimiento necesario para la salvación. Sin embargo, puesto que la Biblia nos dice muy claramente que la salvación se recibe solo por la fe (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Tito 3:5), debe haber una interpretación diferente de esos versos. La Escritura no se contradice ella misma. En los tiempos bíblicos, una persona que se convertía de una religión a otra, con frecuencia era bautizada para identificar su conversión. El bautismo era el medio por el que se hacía pública una decisión. Aquellos que rehusaban ser bautizados se decía que realmente no habían creído. Así que, en la mente de los apóstoles y los primeros discípulos, la idea de un creyente no bautizado era inaudita. Cuando una persona declaraba creer en Cristo, y sin embargo se avergonzaba de proclamar su fe en público, indicaba que no tenía una fe verdadera.
Si el bautismo fuera necesario para la salvación, ¿por qué habría dicho Pablo, “Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,” (1 Corintios 1:14)? ¿Por qué habría dicho, “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.” (1 Corintios 1:17)? Es posible que en este pasaje Pablo estuviera argumentando contra las divisiones que plagaban la iglesia de Corinto. Sin embargo, ¿cómo era posible que Pablo dijera, “Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado...” o “Pues no me envió Cristo a bautizar...” si el bautismo fuera necesario para la salvación? Más aún, cuando Pablo da un resumen detallado de lo que él considera el Evangelio (1 Corintios 15:1-8), ¿por qué omite mencionar el bautismo? Si el bautismo es un requerimiento para la salvación ¿cómo puede cualquier presentación del Evangelio dejar de mencionarlo?
Pues bien, la regeneración bautismal no es un concepto bíblico para salvación. El bautismo no salva del pecado, sino de una mala conciencia. Pedro enseña claramente que el bautismo no era un acto ceremonial de purificación física, sino la prueba de una buena conciencia hacia Dios. El bautismo es el símbolo de lo que ocurre en el corazón y la vida de uno que ha confiado en Cristo como Salvador (ver Romanos 6:3-5; Gálatas 3:27; Colosenses 2:12). Para dejar perfectamente clara la fuente de la salvación, Pedro añade, “...por la resurrección de Jesucristo...” (1 Pedro 1:3). El bautismo es un paso importante de obediencia que debe realizar cada cristiano., pero no es un requerimiento para la salvación. Considerarlo así, es un ataque a la suficiencia de la muerte y resurrección de Jesucristo.
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