jueves, 2 de febrero de 2017

El Bautismo del Espíritu Santo

Lee Marcos 1:8, Mateo 3:11; Lucas 3:16; Juan 1:33); y compara con Hechos 11:16. 
En el Nuevo Testamento, hay solamente siete pasajes que hablan acerca de ser bautizados con el Espíritu Santo. Cuatro de esos pasajes presentan a Juan el Bautista señalando el futuro Pentecostés, cuando el Espíritu Santo sería dado para marcar el inicio del tiempo de los “últimos días” de la historia de la salvación. 
Resultado de imagen de El Bautismo del Espíritu SantoJuan, sin embargo, en contraste con los otros evangelistas, no usa el tiempo verbal futuro cuando habla del bautismo del Espíritu. Más bien, utiliza el tiempo presente, indicando que esto es algo que tiene validez permanente, continua en el tiempo (Juan 1:33). El mismo tiempo verbal es usado por Juan solamente unos pocos versículos antes, en Juan 1:29, cuando habla acerca de otra obra importante de Jesús: quitar el pecado del mundo. El ministerio de Jesús consiste en quitar nuestros pecados y darnos al Espíritu Santo. Esta experiencia doble también es mencionada en Hechos 2:38. Después de que sus ojos fueron abiertos a Cristo, los discípulos recibieron ambos: el perdón de los pecados y la unción del Espíritu Santo. La misma experiencia aparece con respecto a los creyentes en la casa de Cornelio, en Hechos 10:43 y 44; y más tarde, en Hechos 11:16. El bautismo por agua es conocido como el bautismo de arrepentimiento (Hechos 19:4). Cuando nos arrepentimos del pecado y somos bautizados en el nombre de Jesús, también recibimos al Espíritu Santo (Hechos 2:28, 29)
En el Nuevo Testamento, recibir al Espíritu Santo y ser bautizado van de la mano. Señalan nuestro nuevo nacimiento. Con el bautismo somos identificados con Cristo, y Jesús nos da al Espíritu Santo para que podamos vivir en su poder y proclamar las buenas nuevas. El bautismo del Espíritu no es, en absoluto, una segunda obra de gracia en un momento más tardío de la vida que algunos asocian con dones milagrosos. En 1 Corintios 12:13, Pablo no tiene en mente la experiencia única del Pentecostés, sino la experiencia de todos los creyentes. Pablo declara que por el Espíritu son todos bautizados en un solo cuerpo y todos beben de ese Espíritu. Enfatiza la unidad; la palabra “todos” es crucial. Pablo enlaza la iniciación de todos los creyentes en el cuerpo de Cristo con el bautismo del Espíritu.

¿Cuál ha sido tu propia experiencia con el bautismo del Espíritu Santo? ¿Qué importancia ha tenido en tu vida? ¿Cómo serías si el Espíritu no obrara en ti?

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