Estas tres Escrituras reflejan claramente que el Espíritu Santo se recibe en el momento de la salvación. Pablo no podría decir que todos nosotros fuimos bautizados por un solo Espíritu y que a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu, si no TODOS LOS CREYENTES CORINTIOS tuvieran al Espíritu Santo. Romanos 8:9 es aún más fuerte. Si una persona no tiene el Espíritu, ésta no pertenece a Cristo. Por lo tanto, la posesión del Espíritu es un factor identificativo de la posesión de la salvación. Más aún, el Espíritu Santo no podría ser el “sello de salvación” (Efesios 1:13-14) si Él no fuera recibido en el momento de la salvación. Muchas textos de las Escrituras aseguran claramente que nuestra salvación es asegurada en el momento de recibir a Cristo como Salvador.
Aunque es la verdad, causa controversia porque los ministerios del Espíritu Santo con frecuencia son confundidos. El recibir y la permanencia del Espíritu en nosotros ocurren al momento de la salvación, pero la llenura del Espíritu Santo es un proceso paulatino en la vida cristiana. Sostenemos que el bautismo del Espíritu ocurre al momento de la salvación, pero algunos cristianos no coinciden. Esto algunas veces da como resultado que el bautismo del Espíritu sea confundido con la “llenura del Espíritu”, y lo ven como un acto posterior a la salvación. Pero no, en definitiva, ¿cuándo recibimos al Espíritu Santo? El Espíritu Santo se convierte en nuestra posesión permanente al momento de creer.
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