lunes, 2 de enero de 2017

Tiempo a solas con Dios

Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Mateo 14:23
Era una mañana atareada en el salón de la iglesia donde yo estaba ayudando. Casi una docena de niños hablaban y jugaban. Con tanta actividad, empezó a hacer calor en la habitación, y abrí la puerta. Un muchachito consideró que esa era su oportunidad de escaparse. Entonces, cuando creyó que nadie lo veía, salió de puntillas. Cuando estaba a punto de alcanzarlo, no me sorprendió que fuera derecho hacia los brazos de su papá.
El niño hizo lo que todos queremos hacer cuando la vida se vuelve ardua y angustiosa: se escabulló para estar con su padre. Jesús buscaba oportunidades para pasar tiempo en oración con su Padre celestial. Según el Evangelio de Mateo, fue a un lugar solitario cuando lo seguía una multitud. Al ver sus necesidades, los sanó y les dio de comer. Sin embargo, después de eso, «subió al monte a orar aparte» (Mateo 14:23).
Aunque Jesús ayudó muchas veces a una gran cantidad de personas, no permitió que esto lo agotara ni lo apresurara, sino que alimentaba su comunión con Dios por medio de la oración.
¿Y qué sucede contigo? ¿Dedicarás tiempo a estar a solas con Dios para experimentar la fortaleza y la satisfacción que solo Él ofrece?

¿Qué te produce mayor satisfacción: cumplir con las demandas de la vida o cultivar tu relación con el Creador?
Cuando nos acercamos a Dios, ¡refrescamos la mente y renovamos las fuerzas!

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