viernes, 6 de enero de 2017

Hoy, solo quiero darte las gracias

Nunca digas: «¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que éstos?», porque nunca hay sabiduría en esta pregunta. ECLESIASTÉS 7.10                                                                                             Siempre hemos escuchado en el mundo, de manera cotidiana cada vez que termina un año y comienza otro, que los tiempos pasados siempre fueron mejores que los actuales; quizás añorando los triunfos o los logros alcanzados y que por algunas circunstancias ya no están, o bien, suspirando por los años de la juventud.  El caso es que nunca debemos añorar lo del pasado, ya que esto ha quedado atrás y no volverá; lo que se hizo mal o se dejó de hacer ahí quedó, y hoy solo debe ser un simple recuerdo. Hoy... hoy es tiempo de meditar, de hacer un balance de los objetivos alcanzados, de los fracasos y tropiezos, sobre nuestra relación con los nuestros, con el mundo y sobre todo con Dios. A lo largo de este año que acabó hubo momentos gratos, y también tiempos de aflicción, tiempos de pruebas, de llanto pero también de risas, de noticias gratas y otras no tan gratas. 
Quizá algunos ya partieron y nos han dejado, quizá nuevos miembros han llegado a nuestra familia y han llenado de luz nuestros hogares; una vela que se ha extinguido y otra nueva llena de esperanza que hoy se enciende. Para algunos es un nuevo comienzo, es renovarse de energías y prepararse para lo que vendrá, confiados en que todo saldrá bien, y para otros, faltos de fe, es un año más lleno de carencias, de deudas, de tristezas y sin ninguna esperanza en el futuro. 
En fin, hoy tienes que hacer un alto en tu caminar, y así como el campesino hace con el trigo al separar la semilla de la cáscara, así tú también tienes que separar lo bueno de lo malo, el acierto del error. Entonces verás que, hoy es tiempo de levantar la mirada hacia lo alto, y expresar un ¡¡GRACIAS DIOS!! por este año que me has permitido disfrutar con mis familiares y amistades, con mis compañeros de estudio o de trabajo, con mis vecinos y por qué no, también con aquellos que se dicen mis enemigos. Gracias por aprender a conocerme cada día más y poder reconocer, ante ti, que soy un ser humano imperfecto, que estoy plagado de errores, pero que también poseo algunas cualidades; gracias porque a través de los momentos de pruebas me enseñaste a conducirme con más prudencia, forjaste mi carácter y fortaleciste mi espíritu; me enseñaste que en la caída habría dolor, pero también viniste a mí y me trajiste el bálsamo de tu amor, curaste mi herida y me diste palabras de ánimo para continuar mi marcha. Me enseñaste que para lograr mis objetivos era necesario enfrentar muchos obstáculos que solo con mis fuerzas sería imposible sortearlos, pero en los momentos más críticos llegaste Tú para infundirme valor y decisión. Hablaste a mi corazón y me dijiste cuánto me amas, que siempre estás conmigo y que en ningún momento me abandonas, y eso, MI SEÑOR, fue suficiente para reconocer que todo lo que he logrado te lo debo solo a ti.
Hoy comienza una nueva etapa, una nueva ilusión, un nuevo proyecto o una nueva vida. Hoy puedo decir aquí voy de nuevo Señor; mis esperanzas nuevas son y aunque el mundo piense de forma negativa yo pensaré de manera positiva, fijaré mi mirada solamente en la tuya y mi mano se tomará fuertemente de tu mano para que Tú me infundas confianza y seguridad; la cuesta comienza, la meta trazada se ve lejana y el objetivo se torna inalcanzable, pero solo en ti me siento confiado, porque  eres mi ayudador, el que me alienta y me impulsa a alcanzar lo inalcanzable, y a hacer posible lo que parece imposible.
El pasado ya lo viviste, el presente es lo que estás viviendo, y el futuro es lo que vivirás. No pierdas tu tiempo pensando en lo que fue, mejor prepárate para vivir lo que vendrá; porque recuerda que "La gloria postrera será mayor que la primera". En otras palabras, prepárate para vivir cosas y experiencias nuevas y mejores que las que ya viviste. Tienes que pasar a otro nivel en todos los aspectos, pero para ello es necesario prepararse para enfrentar nuevos retos. Empieza a trabajar en tu mente que tú eres un triunfador; que no viniste a ver si podías ganar, sino que viniste porque puedes vencer. ¿Sabes qué es la diferencia entre un perdedor y un ganador? Algo muy sencillo ¡¡Su mentalidad!!
Hoy es el tiempo en que tú también tienes que tener un cambio de mentalidad; de negativo a positivo, de pesimista a optimista, de vencido a vencedor, de conquistado a conquistador. Recuerda que todo es posible si te lo propones; todo radica en TU MENTE.
Espero que estas palabras lleguen a lo más profundo de tu corazón y que tu mente sea transformada; que tengas la determinación de realizar cosas GRANDES en tu vida, en tu familia, en tu trabajo o estudio. Que todos vean que tú haces la diferencia, así como lo hizo nuestro Señor Jesús. Que todo lo que hagas lleve tu sello, como todos los que formamos parte de la familia de Dios llevamos el sello de Jesús de Nazaret. Amén.

De todo corazón le pido al Señor que en este año te llene de bendiciones y te guarde en todo momento. Son mis mejores deseos.

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