Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28
Un hombre que conducía su camioneta por un camino
rural vio a una mujer que llevaba una carga pesada, así que se detuvo y le ofreció
llevarla. La mujer le dio las gracias y subió a la parte de atrás.
Al rato, el hombre notó algo extraño: ¡la mujer
seguía cargando el peso aunque estaba sentada en el vehículo! Asombrado, le
rogó: «Señora, por favor, deje la carga y descanse. Mi camioneta puede llevarla
a usted y sus cosas».
¿Qué hacemos nosotros con las cargas de temor,
preocupación y ansiedad que solemos acarrear al enfrentar los desafíos de la
vida? En vez de descansar en el Señor, a veces, nos comportamos como esa mujer.
Jesús declaró: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar» (Mateo 11:28); sin embargo, muchas veces nos encontramos llevando cargas que
deberíamos dejarle a Él.
La oración es el medio para entregarle al Señor
nuestras cargas. El apóstol Pedro aconseja: «echando toda vuestra ansiedad sobre
él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:7). Cuando entendemos que el
Señor se interesa por nosotros y aprendemos a confiar en Él, podemos descansar y
relajarnos. En lugar de agobiarnos con cargas pesadas, podemos dárselas a Él
para que las lleve.
Señor,
estoy cansado. Aquí están mis cargas. Por favor, tómalas y llévalas por
mí.
La oración es el medio por el que las cargas cambian de hombro.
La oración es el medio por el que las cargas cambian de hombro.
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