… ¿Por qué
he hallado gracia a tus ojos para que me reconozcas…? Rut 2:10
Algunos afirman que la escritora canadiense Anne Herbert
garabateó en un mantel de un restaurante, la frase «practica actos de bondad
fortuitos y de belleza sin darles importancia». Este sentimiento se ha popularizado
mediante películas y literatura, y algunos lo han hecho parte de su
vocabulario.
La pregunta es: ¿Por qué debemos ser bondadosos con
los demás? Para los seguidores de Jesús, la respuesta es clara: para mostrar
la misericordia y la bondad de Dios.
En el Antiguo Testamento, la historia de Rut, una
inmigrante moabita, ilustra este principio. Esta mujer vivía en una tierra cuya
cultura e idioma no entendía. Además, era sumamente pobre y por lo tanto, completamente dependiente de la caridad de un pueblo que prácticamente la ignoraba.
Sin embargo, hubo un israelita que actuó con mucha bondad hacia ella y le habló al corazón (Rut 2:13). Permitió que ella cosechara en
sus campos, pero, además de ser caritativo, le mostró con su
compasión, la misericordia y la bondad amorosa de Dios, Aquel bajo cuyas alas
ella podía refugiarse. Finalmente, Rut se convirtió en la esposa de aquel
hombre, Booz, en parte de la familia de Dios y en antepasada de Jesús, quien
trajo la salvación al mundo (ver Mateo 1:1-16).
Nunca sabremos qué puede lograr una obra de bondad
hecha en el nombre de Jesús.
Señor, ¿qué
quieres que haga hoy por otra persona?
Nunca es
demasiado tarde para ser bondadoso.
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