sábado, 26 de noviembre de 2016

Anhelo de llegar a casa

Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16
Mi esposa entró en el cuarto y me encontró con la cabeza metida dentro del gabinete del reloj de nuestro abuelo. «¿Qué estás haciendo?», preguntó. «Este reloj huele igual que la casa de mis padres, contesté avergonzado mientras cerraba la puerta.
El olfato puede evocar recuerdos intensos. Hacía casi 20 años que habíamos llevado el reloj al otro lado del país desde la casa de mis padres, pero el aroma de la madera en el interior todavía me llevaba de regreso a mi niñez.
El escritor de Hebreos habla de otras personas que anhelaban una casa, pero de una manera distinta. En vez de mirar hacia atrás, veían con fe a su futuro hogar celestial. Aunque lo que esperaban parecía lejano, confiaban en la fidelidad de Dios en su promesa de llevarlos a un lugar donde estarían con Él siempre (Hebreos 11:13-16).
Filipenses 3:20 nos recuerda que «nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo». Mirar hacia adelante para ver a Jesús y recibir todo lo que Dios nos ha prometido, nos ayuda a mantenernos enfocados en ello. ¡Ni el pasado ni el presente pueden compararse con lo que está por delante!

Señor, gracias por cumplir fielmente tus promesas. Ayúdame a mirar siempre hacia adelante, hacia ti.
La mejor casa de todas es nuestro hogar en el cielo.

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