Cuando el cristiano sale del reino de las tinieblas al reino de la luz, empieza a distinguirse de la gente que todavía sigue en tinieblas. Un cristiano siempre tiene en su mente, conciencia de dónde ha salido.
ANTES DE CRISTO reinó el pecado en nuestro cuerpo y obedecíamos a los deseos de la carne, teníamos malos hábitos como el fumar drogas o tomarlas directamente, la fornicación, el adulterio, palabras obscenas, etc.
Hay gente que con tal de satisfacer los deseos de la carne son capaces de cualquier cosa, bien sea pagar una cantidad de dinero exagerada por satisfacer la carne o simplemente ir a algún lugar fuera de su estado o país con tal de satisfacer tal deseo. Realmente esclavos de la carne.
DESPUÉS DE CRISTO ya no somos esclavos de nuestro cuerpo ni somos títeres para obedecer a los deseos de la carne; debemos tener una mente renovada puesto que ahora somos siervos de Cristo y debemos obedecerle al dejarnos guiar por el Espíritu Santo. JUAN 14:16
Antes, nuestros miembros estaban al servicio de quien nos tenía atados. Nuestros pies caminaban hacia lugares de maldad, nuestros pies eran el instrumento para llegar a la cita para cometer algún acto ilícito y desagradable a Dios, nuestras manos hurtaban, golpeaban, lastimaban, nuestros miembros se ponían de acuerdo para cometer pecado.
Ahora en Cristo, debemos presentar nuestros miembros al servicio de aquel que nos rescató, ya que Jesucristo no rescató solo nuestros pies ni nuestras manos sino que rescató todo nuestro ser, y existen algunos cristianos que solo le entregan sus manos en la alabanza pero sus pies todavía caminan hacia donde hay pecado; o le entregan sus labios en el canto pero después sus pies y sus manos se entregan a la concupiscencia de la carne y eso no es prestar, o mejor, dar un servicio a Aquél por el que fueron rescatados.
Poner nuestros miembros al servicio de la obra salvadora de Cristo, significa que nuestros pies deben caminar a evangelizar a toda criatura, nuestras manos a trabajar en las necesidades físicas de la iglesia cada vez que sea necesario, así como usarlas como instrumento de Dios haciendo oración por los enfermos e imponiéndoles las manos. Tu manera de expresarte debe cambiar, ya que nosotros somos Luz para que la gente pueda ser guiada por esa luz que resplandece con nuestro testimonio..
Anteriormente no dábamos fruto, éramos árboles que a su término nos cortarían e iríamos al fuego, nuestro fin era hacer dinero, tener bienes pero al final todo eso es muerte.
Pero ahora nuestro fruto está respaldado por lo que Dios ha hecho con nosotros, y el fruto llegará hasta cuatro generaciones, y el de nuestros hijos también hasta cuatro generaciones, y si no existe interrupción en las generaciones durará hasta que Cristo venga, amén…
No hay comentarios:
Publicar un comentario