miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿Cómo puede ser exitosa mi tarea?

SALMOS 23:5  “Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
Los reyes de la antigüedad acostumbraban realizar un banquete después de haber obtenido la victoria en una batalla. En dicho banquete, el rey enemigo, ahora vencido, era colocado a los pies de la mesa en la que comía el vencedor, como un acto de humillación hacia el perdedor y, consecuentemente, como un gesto de exaltación del ganador.
aderezadaLa unción del invitado principal con aceite perfumado era otra manera de rendir honor a él, y el consumo de vino, para alegrar más a los invitados a la celebración, nos hablan de la alegría y la satisfacción por haber podido llevar a cabo la tarea con éxito.
El rey David en esta porción del conocido Salmo 23, nos está diciendo que el fundamento de su éxito es el poder de DIOS, que solo a ÉL le debe el privilegio de estar festejando el triunfo sobre sus enemigos.
Y tú, ¿has tenido éxito recientemente en las tareas que has emprendido?
En caso positivo, ¿has reconocido que todo lo que lograste fue por el auxilio de DIOS? y en caso negativo, ¿será que no estás dependiendo de DIOS sino de tus propias fuerzas y habilidades?
La palabra de DIOS dice que encomiendes tus obras a DIOS y que ÉL hará, es decir, que ÉL se encargará de que todo sea llevado a feliz término.
Si dependes de tus propias fuerzas pasarán dos cosas. En primer lugar fallarás, y en segundo lugar desfallecerás pues tus fuerzas son limitadas, especialmente cuando te enfrentas a las adversidades y a tus formidables enemigos.
En caso contrario, si dependes de DIOS también pasarán dos cosas:
(a) una es que obtendrás la victoria derrotando al temor, y de forma contundente a tus adversarios, y
(b) la otra es que no habrás tenido que usar tus propias energías, porque DIOS se encargó de todo y de la mejor manera posible.
¿Cuál de estas dos opciones prefieres?
¡Solo a DIOS sea la gloria!
Bendito DIOS, ya no tengo más fuerzas para luchar esta batalla, pero tu Palabra me dice que, cuando parezca que toda esperanza se ha perdido y que no hay solución posible, Tú eres poderoso para cambiar las circunstancias y traer la tan ansiada victoria y paz. Por favor, entra en mi vida y toma Tú el control de mi situación. En el nombre de Jesús, amén.

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