Se cuenta la historia de un hombre que a causa de sus fechorías fue condenado a muerte. Estaba todo dispuesto para que a la orden del Príncipe, se procediera a su ejecución por guillotina.
Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2a de Corintios 6:18, 7:1.
Grandiosas promesas están escritas en el Sagrado Libro para todo aquél que se precie (porque realmente lo sea), de ser hijo o hija de Dios. El reo ya estaba condenado a morir, no tenía como salvar la situación, sin embargo, una promesa hecha por el Príncipe lo libró sin merecerlo. De la misma manera pasó con cada persona del mundo desde que éste es. Todo el linaje humano estaba condenado irremediablemente, a causa de su pecado. ¿La sentencia?, morir, y morir sin plazo fijo. Pero sí hubo algo que intervino en favor de los hombres y de las mujeres sin merecerlo, y fue que Jesús tomó el lugar de cada condenado a muerte en el mundo, desde su fundación hasta el fin de los siglos, para dejar de lado toda causa de muerte, y obtener, mediante promesas, salvación y vida eterna. Promesas como la siguiente: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna. Juan 6:47.
Grandiosas promesas están escritas en el Sagrado Libro para todo aquél que se precie (porque realmente lo sea), de ser hijo o hija de Dios. El reo ya estaba condenado a morir, no tenía como salvar la situación, sin embargo, una promesa hecha por el Príncipe lo libró sin merecerlo. De la misma manera pasó con cada persona del mundo desde que éste es. Todo el linaje humano estaba condenado irremediablemente, a causa de su pecado. ¿La sentencia?, morir, y morir sin plazo fijo. Pero sí hubo algo que intervino en favor de los hombres y de las mujeres sin merecerlo, y fue que Jesús tomó el lugar de cada condenado a muerte en el mundo, desde su fundación hasta el fin de los siglos, para dejar de lado toda causa de muerte, y obtener, mediante promesas, salvación y vida eterna. Promesas como la siguiente: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna. Juan 6:47.
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