Estas palabras fueron escritas en las decimoctavas Olimpíadas de Tokio: “Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar sino participar; así como lo más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo esencial es… haber peleado bien”.
Los atletas que alcanzan los Juegos Olímpicos son ya los mejores entre los mejores de cada nación. Cada atleta ha sobresalido en pruebas que pocos de sus compañeros pudieran jamás alcanzar. Sin embargo, solo uno se llevará la medalla de oro, otro la de plata y un tercero la de bronce.
Aquellos que están muy acostumbrados a ganar, se enfrentan a la devastadora posibilidad de perder no solo delante de sus compañeros de especialidad, sino también de sus compatriotas y, en esta época de televisión mundial, delante del mundo entero.
Enormemente vital es para estos atletas, mantener su perspectiva de que ganar no es lo más importante en las olimpíadas, sino la oportunidad de competir, de tratar y de dar su mejor esfuerzo.
No importa la especialidad en la que compitas, en realidad ganar no es lo más importante. Dar tu mejor esfuerzo es lo que moldea dentro de ti, las características duraderas y el carácter, cosas “mejores que el oro”.
Una de las mayores normas de la vida es esta: mientras más das, más recibes.
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