El desprendimiento no es una cualidad habitual en las personas, pues generalmente la tendencia es a cuidar con esmero aquello que alcanzamos.
Sucede así con el coche, la casa, y los bienes de todo tipo, incluso las finanzas. Mantener la cartera bajo control es algo que cuidamos con esmero, salvo raras excepciones.
Por ello, en nuestro afán por cuidar excesivamente nuestras finanzas, no nos preocupamos lo más mínimo de las necesidades de las personas que nos rodean, lo que nos lleva a ser generosos solo cuando nos sobra, que no es muy frecuente.
Algunos, con el ánimo de ser reconocidos, dan porque tienen de sobra, lo que contrasta cuando observamos que hay muchos aún sobre la tierra (qué bueno que no se han extinguido), que tienen porque dan. Sin duda, entre los que dan porque tienen y los que tienen porque dan hay una diferencia abismal.
Los que dan porque tienen, aunque dan, lo hacen con dolor.
Los segundos, de lo que tienen dan, y por eso Dios los bendice, porque sienten satisfacción en lo que hacen y son felices al desprenderse de algo que necesitan otros.
¿De qué lado de la balanza estás?
Dios nos insta a no dejar pasar la oportunidad de servir y compartir de lo que Él nos da (aunque sea poco), con aquellos que están más necesitados.
“…Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?..” Santiago 2:15-16
Sé un canal y no un almacén. Si esperas a tener mucho para dar nunca serás un dador.
Sucede así con el coche, la casa, y los bienes de todo tipo, incluso las finanzas. Mantener la cartera bajo control es algo que cuidamos con esmero, salvo raras excepciones.
Por ello, en nuestro afán por cuidar excesivamente nuestras finanzas, no nos preocupamos lo más mínimo de las necesidades de las personas que nos rodean, lo que nos lleva a ser generosos solo cuando nos sobra, que no es muy frecuente.
Algunos, con el ánimo de ser reconocidos, dan porque tienen de sobra, lo que contrasta cuando observamos que hay muchos aún sobre la tierra (qué bueno que no se han extinguido), que tienen porque dan. Sin duda, entre los que dan porque tienen y los que tienen porque dan hay una diferencia abismal.
Los que dan porque tienen, aunque dan, lo hacen con dolor.
Los segundos, de lo que tienen dan, y por eso Dios los bendice, porque sienten satisfacción en lo que hacen y son felices al desprenderse de algo que necesitan otros.
¿De qué lado de la balanza estás?
Dios nos insta a no dejar pasar la oportunidad de servir y compartir de lo que Él nos da (aunque sea poco), con aquellos que están más necesitados.
“…Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?..” Santiago 2:15-16
Sé un canal y no un almacén. Si esperas a tener mucho para dar nunca serás un dador.
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