Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1
En el estadio de la Universidad A&M de Texas,
hay un cartel enorme que dice: «CASA DEL HOMBRE 12». Aunque los equipos solo pueden
tener once jugadores en el campo, el Hombre 12 alude a los miles de alumnos
que se quedan de pie durante todo el partido para alentar al equipo. Según la
tradición, esto se remonta a 1992, cuando el entrenador llamó a un alumno de la
tribuna para que se pusiera el uniforme y estuviera listo para reemplazar a un posible jugador lesionado. Aunque nunca entró a jugar, su presencia y disposición alentó
enormemente al equipo.
Hebreos 11 describe a héroes de la fe que
enfrentaron grandes pruebas y permanecieron fieles a Dios. Y el capítulo 12
comienza diciendo: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (verso 1).
No estamos solos en nuestro sendero de la fe. Santos
destacados y personas comunes, fieles al Señor, nos alientan con su ejemplo y
con su presencia en el cielo. Son como un Hombre 12 espiritual, de pie, mientras
nosotros seguimos en el campo.
Mientras ellos nos alientan, mantenemos la mirada en
Jesús, «el autor y consumador de la fe» (12:2).
Señor, dame
fuerza para seguir corriendo hoy la carrera de la fe.
Los creyentes
fieles del pasado son un estímulo para nosotros hoy.
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