Los seres humanos llegamos a ser caprichosos, orgullosos, tercos, etc.; son formas de describir el comportamiento personal ante muchas situaciones, y que se presentan frecuentemente en la relación con los demás; también estos comportamientos se reflejan en tu relación con Dios; por eso ahí te van unos cuantos consejos para aprender a “ser guiados por el Señor”.
Primero, es necesario tener una actitud humilde para dejarse guiar, lo que significa vencer el orgullo propio para poder recibir de Dios; porque es posible que lo que Él nos pida no sea lo que nos gusta o lo que deseamos hacer, sino más bien, lo contrario, y para recibirlo o hacerlo es necesaria la humildad, así aprenderemos.
Primero, es necesario tener una actitud humilde para dejarse guiar, lo que significa vencer el orgullo propio para poder recibir de Dios; porque es posible que lo que Él nos pida no sea lo que nos gusta o lo que deseamos hacer, sino más bien, lo contrario, y para recibirlo o hacerlo es necesaria la humildad, así aprenderemos.
Segundo, la lectura de la Palabra. La Biblia es la mejor guía para el creyente, porque allí está escrita la voluntad de Dios para todos los creyentes.
Tercero, oración y obediencia. ¿Orar, pero no se obedece? ¿Para qué sirve la guía de Dios si no estás dispuesto(a) a seguirla? ¿Y qué pasa con la guía que ya has recibido de las Escrituras pero que no has puesto en práctica? En realidad nunca vamos a vivir de verdad hasta que, de corazón, de manera decidida y sincera, nos propongamos saber la voluntad de Dios todos los días, cumplirla y vencer en la batalla de la mente que se opone y a veces rechaza la voluntad divina.
Cuarto, con fe, porque las pruebas y el “silencio de Dios” pueden menguar tu capacidad para creer que Dios está contigo.
Encontramos en la Biblia el relato, durante un tiempo difícil en la vida de Jacob, en el que Dios se le apareció en un sueño diciendo, “Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.» Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.” (Génesis 28:15-16 – NVI).¡Que reflexión tan interesante hizo Jacob!; dijo que no se había dado cuenta de la presencia de Dios en esos tiempos duros de su vida… ¿te ves reflejado(a)?
Debemos ser conscientes de que la presencia de Dios está siempre con nosotros aunque no lo podamos sentir. Sigue su voluntad, porque el Señor es experto en transformaciones; si revisas, vas a ver que tanto en la Biblia como en los tiempos presentes y a través de los testimonios de muchos, Dios ha cambiado radicalmente la vida de millones de seres humanos, para convertirlos en personas llenas de vida espiritual y que avanzan guiados por el Espíritu Santo y… ¡La tuya también puede cambiar!
“Señor, quiero ser guiado por ti cada día de mi vida. Te pido que me ayudes a ser humilde, a orar con fe y a obedecer, aunque lo que me pidas sea difícil o no me agrade. Aumenta mi fuerza para no desfallecer en el intento, lo pido y declaro en el nombre de Jesús, amen”.
“Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino.” Salmos 25:9 (NVI)
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