martes, 1 de noviembre de 2016

Aprender a contar

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!… Salmo 139;17)
Mi hijo está aprendiendo a contar hasta diez. Cuenta todo, desde juguetes hasta árboles. Incluso cosas que yo tiendo a pasar por alto, como las flores silvestres camino a la escuela o los dedos de mis pies.
Así me está enseñando a mí a volver a contar. A veces estoy tan inmersa en cosas que no he terminado o que no tengo, que dejo de ver todo lo bueno que me rodea. Olvido contar las nuevas amistades que hice este año o las respuestas de oración que he recibido, las lágrimas de gozo derramadas y los momentos de risa con los amigos.
Mis diez dedos no son suficientes para contar todo lo que Dios me da cada día. «Has aumentado, Señor, Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados» (Salmo 40:5). ¡Ni siquiera podríamos llegar a contar todas las bendiciones de la salvación, la reconciliación y la vida eterna!
Junto con David, alabemos a Dios por todos sus preciosos pensamientos sobre nosotros y lo que ha hecho a nuestro favor: «¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena» (Salmo 139:17-18). ¡Aprendamos a contar!

Señor, aunque no puedo contar todas las cosas buenas que haces, te doy gracias por cada una.
Demos gracias a Dios por sus innumerables bendiciones.

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