viernes, 4 de noviembre de 2016

Agua y vida

Pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Juan 4:14
Cuando Dave Mueller extendió su brazo y giró la llave, el agua comenzó a fluir de la tubería a un balde azul. A su alrededor, la gente aplaudía celebrando que el agua fresca y limpia llegaba por primera vez a su comunidad. Tener una fuente de agua potable le cambiaría la vida a este grupo de kenianos.
Dave y su esposa trabajan arduamente para suplir las necesidades de la gente de agua, proveyéndola. Sin embargo, no solo se ocupan del agua, sino que también les hablan de Jesucristo.
Hace 2.000 años, un hombre llamado Jesús se detuvo junto a un pozo en Samaria y habló con una mujer que había ido a ese lugar a buscar agua para saciar su sed física, pero el Señor le dijo que lo que ella necesitaba aun más era agua viva para su salud espiritual.
La historia ha avanzado y la humanidad se ha vuelto más sofisticada, pero la vida sigue dependiendo de la misma verdad: sin agua potable, morimos. Pero lo más importante es que sin Jesucristo, la fuente de agua viva, estamos muertos en nuestros pecados.
El agua es esencial para la vida en el aspecto físico; en el espiritual, Cristo. ¿Ya has probado el agua viva que provee Jesús, el Salvador?

Señor, gracias por morir por nosotros en la cruz y resucitar para satisfacer nuestra sed espiritual y darnos vida.
Solamente Jesús tiene el agua viva que apaga la sed espiritual.

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