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estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar. Marcos 3;14
Cuando nos encontramos con una lista de nombres en
la Biblia, quizá nos vemos tentados a pasarla por alto. Sin embargo, allí
podemos encontrar algunos tesoros, como en la lista de los doce apóstoles a
quienes Jesús llamó para que sirvieran en su nombre. Muchos son conocidos:
Simón, a quien Jesús llamó Pedro; Jacobo y Juan, que eran hermanos y pescadores;
Judas Iscariote, el traidor, etc. Pero es probable que no tengamos en cuenta que
Mateo, el publicano, y Simón, el zelote, quizá fueron enemigos
anteriormente.
Mateo cobraba impuestos para Roma; por lo tanto, los
demás judíos consideraban que colaboraba con el enemigo. Los recaudadores de
impuestos eran despreciados por ser corruptos y exigir que el pueblo judío diera
dinero a otra autoridad aparte de Dios. Por otra parte, antes del llamado de
Jesús, Simón, el zelote, era miembro de un grupo de judíos nacionalistas que
odiaban a Roma y buscaban destruir su poder. Mas aunque Mateo y Simón tenían
convicciones políticas diferentes, los Evangelios no documentan que discutieran
o pelearan.
Cuando nosotros también fijamos nuestros ojos en
Cristo, podemos desarrollar la unidad con los demás creyentes mediante los lazos
del Espíritu Santo.
Dios trino, Tú existes en perfecta armonía: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que tu Espíritu me
llene para que el mundo pueda verte y creer.
Nuestra mayor
lealtad es a Cristo, quien nos da unidad unos con otros.
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