domingo, 2 de octubre de 2016

Una buena noticia

Imagine un barco a punto de naufragar. Los tripulantes se sienten llenos de miedo y sin ninguna esperanza. De repente alguien mira a lo lejos y observa otro barco que se acerca dispuesto a rescatarlos, y da aviso a los demás. ¿Qué cree que sentiría la gente?
Ahora imagine a una persona con una enfermedad mortal, ya ha sido desahuciada, y fue entregada a sus familiares para que muera en casa. Repentinamente aparece un antídoto que se le administra, y después de ser sometida a un nuevo examen, se descubre que ha vencido la enfermedad. ¿Cómo se sienten los involucrados?
Estos son ejemplos de algunas situaciones extremas en las cuales una buena noticia provoca un desenlace totalmente opuesto a lo esperado.
Resultado de imagen de Noticia: Cristo murió por  nosotros¿A cuántos les gusta recibir buenas noticias? A todos nos agrada. Pues yo quiero darles una, y muy buena. Pero antes debo hacer de su conocimiento, cuál ha sido y es la situación de la humanidad desde la antigüedad hasta el día de hoy.
Dice la Biblia por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
¿Qué significa estar destituido de la gloria de Dios? Sencillamente, significa estar separado, en sentido opuesto a Él. Todo esto sucedió porque el ser humano desobedeció las normas que Dios le había establecido.
Esto es semejante a la madre o el padre que le prohíben a su hijo tocar un florero porque puede partirlo y herirse. El niño por un tiempo obedece, pero luego al no soportar la curiosidad lo toca, éste se cae, se parte y el niño se corta.
Vemos una norma (no toques), una advertencia (se quiebra y te hieres), una respuesta (contraria a la norma) y una consecuencia que afecta negativamente a quien desobedece. ¿Cuál es la respuesta del padre o la madre? Castigo, pero también se preocupan por atender a su hijo en esa necesidad de ser curado.
Dios le dijo al ser humano: “No comas del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal”. Dios le dio una advertencia: “el día que lo hagas ciertamente morirás”, sin embargo, éste no lo hizo así, sino todo lo contrario. Por esta razón quedamos muertos espiritualmente, separados de la gloria de Dios y sin esperanza.
Ahora comienza la buena noticia:
I. Dios, nuestro Padre, nos ofrece el remedio para esta herida mortal causada por la desobediencia.
Romanos 5:6-8 – Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Juan 3:16 – Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
II. Esta solución está al alcance de todos mientras dure nuestra vida.
Juan 3:16b – para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
III. La solución de Dios proporciona todo lo que el ser humano necesita:...
... Acercamiento a Dios: Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis, y lo habéis visto. Juan 14:6-7
Verdad: Juan 14:6
Vida: Juan 14:6; “… Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.…”
“…El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia…” Juan 10:10; “…De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna…” Juan 6:47
Libertad: “…Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres…” Juan 8:34-36
Paz: “…La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo…” Juan 14:27
Perdón: “…Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad…” 1 Juan 1:9

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