“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
(Hechos 3:19)
Según el diccionario Vox, la palabra refrigerio se define de la siguiente manera: “alivio, corto alimento para reparar las fuerzas”. Un refrigerio es una merienda que nos ayuda a renovar las fuerzas para seguir haciendo las cosas que debemos realizar y que no hacíamos antes.
Cuando nos allegamos ante la presencia de Dios, encontramos momentos que nos sacian, llenan, fortalecen y estimulan. Él, como nuestro padre amante, sabe de qué tenemos necesidad y lo que experimentamos día a día. Por eso, cuando hablamos con Él en comunión solemos sentir tranquilidad. De acuerdo, los problemas no se han ido, pero sentimos paz y la seguridad de que a su debido momento obrará, porque Él nos está escuchando y conoce nuestro corazón.
El tiempo de oración que sacas para ponerte en contacto con Dios, es un tiempo vital porque te encuentras comunicándote, y a la vez recibes de Él un refrigerio delicioso. Al estar conectado con Él recibirás el alivio que tu alma necesita, ese alivio que te ayudará a que puedas continuar adelante.
Este refrigerio espiritual reparará tus fuerzas. De alguna manera, a través de la oración, Dios te recompensa y te da descanso. Un descanso que solo se puede encontrar en Él.
Obviamente, cuando vamos a la presencia de Dios debe haber arrepentimiento, y si acudimos a Él es porque sabemos que es nuestro Salvador y que solo Él nos puede ayudar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario