Ahora, pues, Israel, ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma...? Deuteronomio 10;12
En una zona remota de Ghana, donde viví de pequeño, un proverbio común era: "A la hora de comer, nada de amigos". La gente
del lugar consideraba descortés visitar a alguien a esa hora porque la comida
solía escasear. La máxima también se aplicaba a los vecinos y a los
extranjeros.Sin embargo, en Filipinas, donde también viví, aunque no avises que los visitarás a la hora de comer, los anfitriones insistirán en que comas con ellos, sin importar que no haya suficiente para todos. Cada cultura tiene sus razones.
Cuando los israelitas salieron de Egipto, Dios dejó
instrucciones sobre cómo proceder. No obstante, las normas no siempre cambian el
corazón. Por eso, Moisés dijo: cambia la actitud de tu corazón y deja de ser
terco (Deuteronomio 10:16 NTV). Luego, agregó algo sobre el trato a los
extranjeros: Dios demuestra amor a los extranjeros que viven en medio de ti y
les da ropa y alimentos. Así que tú también tienes que demostrar amor a los
extranjeros (18-19).
Israel servía al "Dios de dioses y Señor de señores,
Dios grande, poderoso y temible" (verso 17). Una manera poderosa de identificarse
con Él era amando a los extranjeros; los de otras culturas.
¿Qué significa esto hoy para nosotros? ¿Cómo podemos
mostrar su amor a los marginados y los necesitados?
Señor,
ayúdame a mostrar hoy tu amor.
En Cristo no
hay extranjeros.
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