Nacemos para vivir una aventura llena de circunstancias, luego morir, y luego…..
Esta aventura comienza en el lugar donde nacemos, con unas personas que nos atienden que por lo general son nuestros padres y que nos comienzan a enseñar los primeros fundamentos de la vida. Es impresionante la infinita gama de posibilidades que tiene cada persona al nacer. Prácticamente, cada persona en el mundo nace en medio de ambientes y circunstancias muy diferentes.
Luego comienza a escribirse una nueva historia en cada ser humano, cuyo final va a depender, en un alto porcentaje, del medio ambiente en el que nace y de lo que suceda en su vida, especialmente en sus primeros años. Todos los seres humanos tenemos que afrontar una serie de circunstancias, muchas de las cuales serán difíciles y otras agradables. A algunos les toca más difíciles que a otros.
La vida humana fue creada por Dios, diseñador y creador del Universo y de todo cuanto existe. En su plan de la creación, decidió dar libertad a cada ser humano para que escogiera cómo vivir. Él ya sabía todo lo que iba a pasar en el mundo y en la vida de cada persona, pero por haberle entregado la responsabilidad de su propia vida a cada ser humano, éste debe respetar sus decisiones.
Luego comienza a escribirse una nueva historia en cada ser humano, cuyo final va a depender, en un alto porcentaje, del medio ambiente en el que nace y de lo que suceda en su vida, especialmente en sus primeros años. Todos los seres humanos tenemos que afrontar una serie de circunstancias, muchas de las cuales serán difíciles y otras agradables. A algunos les toca más difíciles que a otros.
La vida humana fue creada por Dios, diseñador y creador del Universo y de todo cuanto existe. En su plan de la creación, decidió dar libertad a cada ser humano para que escogiera cómo vivir. Él ya sabía todo lo que iba a pasar en el mundo y en la vida de cada persona, pero por haberle entregado la responsabilidad de su propia vida a cada ser humano, éste debe respetar sus decisiones.
Dios se manifiesta a nosotros como nuestro Padre Celestial y nos deja saber su plan por medio de la Biblia, para que sepamos qué es lo mejor para nosotros. De esta manera, queda evidenciado que Dios no controla a nadie, sino que nos deja su Palabra para que cada persona decida si quiere vivir conforme a su plan o si decide vivir bajo su propia voluntad.
Salmo 1:1-3: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
Josué 1:8: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Los seres humanos tenemos que adaptarnos a las circunstancias que nos ha tocado vivir a cada uno. Pero Dios tiene un plan para los seres humanos que está por encima de los problemas y circunstancias de la vida. Llegamos entonces a la conclusión de que los problemas y circunstancias de la vida son esencialmente oportunidades para crecer como hijos de Dios.
Los seres humanos tenemos que adaptarnos a las circunstancias que nos ha tocado vivir a cada uno. Pero Dios tiene un plan para los seres humanos que está por encima de los problemas y circunstancias de la vida. Llegamos entonces a la conclusión de que los problemas y circunstancias de la vida son esencialmente oportunidades para crecer como hijos de Dios.
La verdadera esperanza de los seres humanos está en la vida que está después de la muerte en este mundo. Dios nos advierte en la Biblia, que no nos centremos en lo que pasa en este mundo, porque aquí nada es seguro. No vale la pena hacer planes como si el mundo actual fuera eterno. Un día terminará nuestra aventura por la vida y pasaremos a otro nivel que, de acuerdo a la Biblia, dependerá de las decisiones que tomemos en este mundo.
La decisión más importante es la de aceptar el plan de Dios y decidir obedecerlo. Esto implica reconocer a Jesucristo como el verdadero hijo de Dios y aceptarlo como el Señor de nuestra vida. En la medida que vamos conociendo el plan bíblico de Dios, estaremos mejor capacitados para mejorar nuestro estilo de vida y a la vez, garantizar nuestro siguiente paso a una vida eterna con nuestro Padre Celestial.
El matrimonio es una relación diseñada por Dios, para que un hombre y una mujer se unan como compañeros de la aventura de la vida, para que se apoyen, se ayuden, se levanten el uno al otro, se atiendan y se sirvan mutuamente. También para que se ocupen de motivarse y crecer espiritualmente, para alcanzar el propósito de Dios como matrimonio y familia.
En el Matrimonio tenemos la mejor oportunidad de crecer como hijos de Dios, ya que es el ambiente más apropiado para ejercer el amor, la humildad, la paciencia, el perdón, la mansedumbre, la paz y el control emocional. Todo eso nos hace crecer espiritualmente.
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