Romanos 13:8-14 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley, porque: «No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia. Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia. Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.
Toda la ley se resume en amar al prójimo como a uno mismo. Vamos a verlo:
La Ley de Dios es una guía que nos da dirección en cuanto a nuestra conducta hacia Dios y hacia nuestros semejantes; no nos justifica, ya que la justificación es por la fe en Cristo. (Gálatas 2:16, “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”). La Ley de Dios se resume en el Amor hacia Dios y hacia mi prójimo.
1) El que ama no quebranta la ley en lo respecta a nuestras obligaciones hacia el prójimo.
A) Los seis últimos mandamientos de la Ley, tienen que ver con el amor al prójimo.
1) El número cinco. Honra a tu padre y a tu madre…
Mi primer prójimo es mi padre y madre, mi familia, mi hogar, los míos. No podemos manifestar amor para con otros, si primero no damos amor a quienes nos dan la vida y velan por nosotros, y por la familia donde crecemos y nos desarrollamos; a quienes debemos respeto, obediencia, lealtad; todo bajo el principio del amor.
2) El seis. No matarás.
Debemos, antes de nada, valorar la vida, la cual es un don de Dios, y que solo Él tiene poder de dar y quitar. En esto hay que reconocer perversidad en la premeditación y alevosía del que comete falta contra ella. El Señor quiere que seamos respetuosos con la vida, tanto la del prójimo como la nuestra. No se debe tomar el poder de quitarle la vida a nadie.
3) El Siete. No cometerás adulterio.
Se debe tener respeto y fidelidad a la persona con la que se esté unido, lo que demuestra el amor que se le profesa y que fue lo que los unió. Fidelidad, esté presente o ausente esta persona.
4) El ocho. No hurtarás.
Se debe respetar la propiedad de otro y no quitarle nada. Si existen deudas no olvidarlas; más bien, pagarlas.
5) El nueve. No dirás contra tu prójimo falso testimonio. No se debe ser falso en el trato con el prójimo, no engañarlo para buscar beneficio propio en detrimento del otro. Ni prestarse a participar en un juicio como testigo falso.
6) El Diez. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. Se prohíbe el codiciar cualquier cosa del prójimo, lo que tiene que ver más que solo una acción física contra él; también con los sentimientos y pensamientos, como la envidia y la avaricia. Sentimientos mezquinos.
B) El Amor hacia el prójimo nos hace procurar la paz y ser solidarios ante cualquier necesidad que éste pueda tener.
1) No debemos estar en deuda con nadie.
2) La deuda ha de ser de amarse unos a otros.
3) Cuando hay amor, no se obra mal al prójimo.
4) El amor es el cumplimiento de la ley misma.
2) La deuda ha de ser de amarse unos a otros.
3) Cuando hay amor, no se obra mal al prójimo.
4) El amor es el cumplimiento de la ley misma.
C) Debemos reconocer el compromiso que tenemos como cristianos de vivir una vida de santidad.
1) Nos permitirá estar apartados del mundo en cuanto a la manera de proceder, contraria a sus corazones que se han apartado de Dios.
2) El que ama no puede quebrantar la ley en lo que respecta a nuestras obligaciones hacia Dios.
A) Estamos comprometidos en cumplir con la ley de Dios. Desde que lo aceptamos como nuestro Dios y Señor.
1) Hemos adquirido compromiso de obediencia, respeto, fidelidad hacia Él y sus Mandamientos.
2) Porque es el estilo de vida diseñado por Dios para los cristianos.
B) Debemos conocer los tiempos en los que vivimos. Nuestra obligación es vivir a la espera del día de nuestra salvación.
1) No debemos practicar el amor al prójimo como un mero acto de obediencia, como se entrena a un perro u otro animal a obedecer. Más bien debe ser consecuencia de nuestra entrega a Dios y la transformación que le hayamos permitido en nuestras vidas.
2) Más viendo que el día de nuestra salvación se acerca. Hoy está más cerca de cuando creímos.
C) Nuestra obligación es vivir para Dios en medio de un mundo corrupto alejado completamente de Él. Nuestro estilo de vida debe reflejar la transformación efectuada por Cristo.
1) No se debe vivir en tinieblas como el mundo vive, sino siendo luz en obediencia a Dios.
2) Desechando toda obra de maldad que atente contra la obediencia hacia a Dios.
D) Debemos revestirnos de Cristo.
Que la naturaleza de Cristo en cuanto a santidad, pureza de vida y obediencia sea nuestro estilo de vida. Esto llevará a desechar toda obra de la carne y a solidificar nuestra vida espiritual.
Conclusiones.
No podemos servir al prójimo solo por obediencia, sino porque la naturaleza de Cristo se va perfeccionando en nosotros; llevándonos a crecer en pos de su estatura. Si no amamos a nuestro prójimo visible, ¿cómo podemos amar a Dios que no vemos? La Ley cumplida es amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.
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