Crece en gracia y sabiduría

Existe un axioma que le oí a alguien en cierta ocasión, que decía: “hay personas que llegan a viejo, pero nunca alcanzan la adultez”. Resulta contradictoria esta forma de pensar, pero es un hecho que un gran número de personas que peinan canas se comportan como inmaduras. Lo cierto es que siempre se espera que aquellas personas que han tenido un contacto más prolongado con la existencia humana, sean personas sabias a las que se puede acudir, suponiendo que encontraremos en ellos respuestas a muchas interrogantes.

Es verdad que entretanto somos jóvenes, la experiencia no es un atributo del cual podemos sentirnos orgullosos, porque constantemente estamos cayendo en errores propios de nuestra inmadurez. Ahora bien, cuando la experiencia toca a nuestras puertas, la juventud hace las maletas, y ya no podemos retroceder en el tiempo. Como cristianos, tenemos promesas de Dios para alcanzar sabiduría independientemente de nuestra edad. Por lo tanto, aprender a conciliar ambas cosas aunque no sea nada fácil, resulta imperativo.
Pedir a Dios sabiduría para sacar provecho a cada día de nuestras vidas, debe ser una oración constante que debemos elevar al trono de la gracia y misericordia de Dios. ¿Has llegado a viejo sin tener sabiduría? ¿Eres joven y la sabiduría que tienes no te alcanza porque corres más que ella? Tengas juventud o tengas experiencia, todos necesitamos de la sabiduría de Dios. Ésta hará mejor nuestra vida.
“…Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia…” Proverbios 2:6

Es de desear que Dios te llene de su sabiduría de manera que puedan ser más fáciles tus días sobre esta tierra. Ten presente que ser inteligente no te hace sabio, y la sabiduría no es más que el conocimiento puesto en acción.