Comparando esa escena con la vida cristiana, Jesús dijo que sus seguidores son «la luz del mundo» (Mateo 5:14). El apóstol Juan escribió que Cristo es la luz verdadera que «en las tinieblas resplandece» (Juan 1:5). Asimismo, el Señor nos invita a hacer brillar nuestra luz en medio de la oscuridad que nos rodea: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16); a mostrar amor frente al odio, paciencia ante los problemas, paz en los conflictos. Pablo también nos recuerda: «Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz» (Efesios 5:8).
Nuestra luz es un reflejo del Señor Jesús. Sin Él, es imposible iluminar este mundo.
Señor, cuando las exigencias de la vida nos tienten a ser egoístas, ayúdanos a resistir y reflejar tu luz.
Señor, cuando las exigencias de la vida nos tienten a ser egoístas, ayúdanos a resistir y reflejar tu luz.
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