sábado, 24 de septiembre de 2016

El hombre que leía con la lengua

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas. Apocalipsis 1:3
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón. Jeremías 15:16
Inline image 1Un cristiano cuenta su visita a un anciano ciego que no tenía manos y estaba medio paralizado:
Por todas partes a su alrededor, había hojas de cartón perforadas con pequeños agujeros; era su Biblia en braille. El anciano narró el accidente que lo había dejado tan mal y prosiguió diciendo:
–El futuro me parecía un sin sentido cuando, de repente, Jesucristo me encontró. Pasó a ser mi Salvador y me devolvió la serenidad. Entonces sentí el deseo de leer la Palabra de Dios para conocerlo mejor.
–Pero, ¿cómo hace para leer la escritura braille?
–Esa escritura no me parecía nada útil en mi caso porque no tengo dedos, pero un día me pareció oír la voz del Señor diciéndome: aprende a leer con la lengua. Oré para recibir esta Biblia en braille, y así, cuando me la dieron, empecé a leer la Palabra de Dios. Necesité mucha paciencia, pero lo conseguí.
–Me gustaría que me leyese un versículo.
Tenía una hoja de su Biblia delante de él. Entonces, con su lengua, tocó ligeramente los signos: Regocijaos en el Señor siempre” (Filipenses 4:4).
¡Cuántos creyentes poseen manos, ojos y una Biblia, pero no tienen hambre de la Palabra de Dios!
Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos” (Salmo 119:162).


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