Tenemos que elegir no enfocarnos en los recuerdos dolorosos. ¿Cómo lo hacemos?, una forma es buscando en ese recuerdo si hay alguien a quién agradecérselo; es decir, cambiar el enfoque de la mala experiencia a los motivos o razones, que, aunque pequeñas, podamos encontrar para dar las gracias. Y tengamos en cuenta que al final simplemente pudiéramos darle gracias a Dios, por el aprendizaje recibido de dichas experiencias.
¿Sabías que cuanto más tiempo llevas conociendo a una persona, visitando un lugar, o trabajando en una empresa, hay más probabilidades de asumir cosas sobre cada uno de ellos? Al pasar tiempo con estas personas o en estos lugares se comienzan a ver los fallos, o incluso a traer a la memoria recuerdos relacionados a malas experiencias que te pueden amargar la relación con ellas, entorpecer tu desempeño en el trabajo o simplemente hacer que tu vida se torne triste y solitaria.
¿Estás reviviendo recuerdos dolorosos de tu pasado? ¿No has podido perdonar a algunas personas de tu pasado? ¿No has cambiado el enfoque de buscar lo malo a buscar lo bueno de cada lugar, persona o situación? Por todo ello es necesario comprender que los recuerdos son una opción. Podemos ser selectivos, o sea, cuando un pensamiento llega a nuestra mente tenemos dos opciones, aceptarlo y comenzar a darle vueltas en la mente, o dejarlo a un lado y cambiarlo por otro totalmente contrario. De lo negativo a lo bueno, es como traer pensamientos de vida a la mente para eliminar los pensamientos de muerte.
¡Toda persona que se aferre a sus recuerdos dolorosos va a ser infeliz!
Es cuestión de decisiones, los buenos recuerdos y el agradecimiento deben ser un hábito en tu vida, y además debes pedir al Espíritu Santo que te dé la fortaleza para lograrlo. Cambiará tu perspectiva de la vida…
“Señor, gracias por mostrarme que puedo cambiar mis recuerdos, aprender de ellos e incluso agradecer por el aprendizaje recibido. Hoy te pido que me des fuerzas, sabiduría y entendimiento para cambiar mis recuerdos, para perdonar y ver lo mejor que haya en cada situación, persona o lugar en el que me encuentre, lo pido y declaro en el nombre de Jesús, amén”.
“Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza”. Filipenses 4:8 (NTV)
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