Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para buscarlo en su Templo. Salmo 27:4
(Jesús dijo:) Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8
(Jesús dijo:) Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8
Valentín, el hijo de una amiga, viene a comer a mi casa cada semana. Un día, mientras íbamos a la escuela, me contó que sus notas eran malas, y parecía desanimado. Le dije que pidiera ayuda al Señor Jesús. Bueno, voy a orar, me respondió sin convicción.
A la semana siguiente, como respuesta a mis preguntas, Valentín agachó la cabeza y me dijo con tristeza: Mis notas no han mejorado…. Poco después su madre me dijo que él siempre encuentra un pretexto para no hacer sus deberes escolares, y que nunca quiere obedecer.
¿Es sorprendente que, a pesar de sus oraciones, los resultados no hayan cambiado? ¡Claro que no! ¡No podemos pedir ayuda al Señor y hacer lo que nos place!
A veces nos parecemos a Valentín. Oramos sin mucha convicción, y luego esperamos pasivamente, pero no sucede nada… Y nos sorprendemos; incluso llegamos a decir que orar no sirve de nada. Pero la oración no es una forma cómoda de facilitarse la vida, y tampoco la podemos comparar a una receta de cocina que funciona o no funciona, sin que sepamos muy bien por qué…¿Es sorprendente que, a pesar de sus oraciones, los resultados no hayan cambiado? ¡Claro que no! ¡No podemos pedir ayuda al Señor y hacer lo que nos place!
Debemos orar, pero también debemos atender nuestras obligaciones. Dios no necesita nuestra ayuda para hacer milagros, pero espera de nosotros que, por nuestra actitud y forma de pensar, también busquemos concretamente lo que le pedimos.
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