viernes, 1 de julio de 2016

El cerdo, el perro y la oveja

Cierto día estaba el perro moviendo su cola para poder agradar a su amo, y no quería que el cerdo ni la oveja fueran más especiales a la vista de él, por lo que el perro hacía de todo para llamar la atención de su amo, y éste se sentía contento con su amaestrado perro.
El cerdo, que buscaba notoriedad ante su amo, siempre se arrimaba a él y quería que le rascara la panza, y así ponerse a sus pies, lo que alegraba al amo. Veía agradable al cerdo acostado, como un animal bonito y limpio ante su amo.
La oveja, que se encontraba en el redil, se veía bien pastando en él, y por alguna razón le tenía temor al perro y al cerdo.
El amo pensó: la oveja no viene a mí a hacerme estos cariños pero me da algo especial, y es la lana para poder hacer los hilados y para vestir a mi familia.
Cierto día la oveja le dijo al perro: ¿oye, y tú porque siempre te comes tus vómitos?
El perro le dijo: oveja tonta, ¿no ves que soy un perro? Por más que le haga cariños al jefe y le mueva la cola nunca dejaré de ser lo que soy, un perro. Por eso siempre vuelvo a mi vómito. 
Luego, ella misma le preguntó al cerdo: ¿oye cerdito por qué no te quedas aquí siempre, en el agua limpia del estanque, sino que te vas al charco pantanoso?
El cerdo le contestó: oveja, tú como siempre ingenua, tonta y con tanto pelo, ¿no ves que soy un cerdo? Por más que me quieran ver en lo limpio, no lo haré porque me fascina ese charco. A veces es bueno andar limpio, pero no sabes la satisfacción que se siente al estar en ese fango lleno de gusanos y con malos olores, eso me deleita.
La oveja estaba escuchando la versión del cerdo y estaba arrugando la cara.
El cerdo le hizo una pregunta :-oveja quiero preguntarte: ¿por qué tienes siempre deseos de salirte de este redil cuando no está el pastor, y por qué te vas tan lejos en busca de pastos cuando ves que tu vida corre peligro y haces como que si no lo supieras?
El tonto de mi amo siempre anda trayéndolas a ustedes las ovejas, cuando una de ustedes se le pierde de vista y va con el perro a traerlas. ¿Es que no sabes que un lobo te puede devorar?
La oveja bajó su cabeza y le dijo: sí, tienes razón, me he perdido varias veces, y la última vez estuve casi a punto de ser devorada por el lobo que está en esa montaña. Como oveja no tengo escapatoria, sé que si me alejo del pastor seré víctima ante mis enemigos, pero es que yo veo que tú andas por todos lados y no te dicen nada; te metes a ese fango y sales sin novedad. El perro sale a cazar y trae alegría al amo, y yo no puedo darle nada a mi amo, solo soy una carga para él.
El cerdo le dijo: tú oveja, eres una privilegiada, pues nadie vive en ese ambiente que tú vives. Tú solo tienes que hacer lo tuyo, pastar, pastar y dar de tu lana al amo, la cual le da mucha ganancia a él, tanta que se alegra al venir del mercado de vender la lana.
La oveja le contestó: – no me había puesto a pensar en que soy privilegiada, solo pensé que pastar era mi trabajo.
Mientras hablaban, llegó el perro y les dijo: cerdo, vuelve a tu corral, y tú oveja vuelve a tu redil. ¿Acaso no ven que ustedes no pueden estar juntos?, yo solo estoy aquí para cuidar de ustedes.
El cerdo le dijo al perro: – solo instruía a esta tonta oveja que quiere siempre andar por el mundo sin su pastor, sin saber que ella ya está diseñada para ser guiada por otros. Pero nosotros no, pues a mí me gusta el charco y como de todo sin medida; si encuentro un zapato me lo como, si encuentro basura también, y nuestro amo no puede quitarme ese gusto,... y tú como perro, te comes tus vómitos de nuevo y a veces tus excrementos; en fin, no tenemos quien nos quite eso, pero tú como oveja, le dijo a ella, solo comes pasto y eres cuidada por el pastor para que no te pierdas de su vista, para que el lobo no te coma. El hecho de buscarte es sinónimo de que le importas, y eres especial para él.
La oveja les dijo: yo siempre me había preguntado por qué no puedo ir con ustedes a ningún lado, pero ahora entiendo con claridad que debo andar con el grupo de ovejas, con los animales que se parecen a mí. Esto siempre me confundía, siempre me preguntaba eso. Me preguntaba ¿por qué no puedo andar con el perro? ¿Por qué no andar con el señor cerdo?
La respuesta es clara, cada oveja con su pareja, la puerca vuelve a su cieno, el perro a su vómito y la oveja a su redil.
En la vida cristiana algunos yugos se hacen iguales, y son necesarios para poder llevar la carga tanto en el matrimonio, en las amistades, en los negocios...
Es difícil poder aceptar este principio, pero la Biblia no se equivoca, más bien nos alerta de que los fracasos vienen cuando hacemos caso omiso a ese versículo que dice: “…Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno…” 2 Pedro 2:22
Si eres oveja busca tu redil, y alégrate de estar en ese lugar donde hay alguien que está siempre pendiente de ti.
“…Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor…” Mateo 9:36


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