martes, 19 de julio de 2016

Mejor un día con Él

Resulta evidente que a todo ser humano le gusta visitar lugares bonitos, interesantes, históricos, recreativos, con restaurantes lujosos, etc, que nos hacen sentir plenos de satisfacción.
No poder realizar esos sueños resulta frustrante, pues lo mínimo que puede tener un ser humano en medio de un mundo tan convulso, inestable, corrupto e impredecible, es un rato de sano esparcimiento con sus seres queridos.
Vivo en un país en el cual los mejores lugares de esparcimiento están vedados para personas como yo que no tienen recursos, o sea, que yo soy extranjero en mi propia tierra.
Si mi verdadera felicidad dependiera de poder asistir a estos lugares, estaría frustrado, sería infeliz, digno de lástima, y de cuantos calificativos usted me quiera dar, pero soy muy feliz en medio de las escasez y de todos los males que acechan mi vida, que seguramente lo acechan a usted también aunque esté en el país más desarrollado de este planeta.
Lo que ocurre es que para muchos las imposibilidades les velan la visión, para que no puedan ver lo que sí les es posible.
Quienes tenemos el hábito de visitar la casa de Dios, y compartir con quienes forman la familia de la fe, sabemos lo bonito y grandioso que es sentir su Presencia cuando le damos alabanza y escuchamos su Palabra que renueva y conforta nuestras vidas, y para los que viven así solo hay un calificativo y no es otro que el de felices, aunque el mundo pretenda desmentirnos.
En un restaurante podremos llenarnos con comida que luego tendremos que evacuar, pero en la casa de Dios seremos saciados de la Palabra inspirada, capaz de transformar la más desgarradora de las experiencias en una razón para alabar su nombre.
Soy muy feliz porque disfruto de estar en la casa de Dios junto a quienes me aman.
“…Anda, come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios…” Eclesiastés 9:7 
Que cada día la presencia de Dios te colme de bendiciones, de manera que puedas gozarte con lo que Dios te da y dejes de quejarte por aquello que no tienes.

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