sábado, 25 de junio de 2016

Solo Jesús llena ese vacío

Todo el mundo intenta ponerle nombre. Con sus mejores intentos le han puesto: pareja, salud, riquezas, éxito laboral, coche del año, viajes por el mundo, tener un hijo/a, sexo desenfrenado, vanidad, espiritismo, encontrar la paz interior...; en fin, hallar la felicidad. Se trata de la búsqueda incansable del ser humano por encontrar la trascendencia y llenar su vacío existencial. Millones de personas invierten sus vidas en buscar aquello que les sacie, no obstante parten a la tumba sin encontrarlo.
Dicha búsqueda se acaba cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones. Él es DIOS y con quien DIOS creó todas las cosas (en la Biblia Jesús es descrito como el Verbo Creador de todo), por lo que también sabe exactamente cómo funcionamos mejor y nuestro propósito.
Jesús arregla toda vida que esté descompuesta, igual que solamente Él puede saciar el alma, es Él quien da la verdadera libertad y llenura. Jesús es quien aumenta las capacidades y talentos de una persona cuando ésta vive su verdadero propósito.
Jesús echa fuera la depresión y ansiedad de cualquier persona, sin importar lo profundo que haya caído ésta. Solamente Él tiene suficiente poder para hacer que una persona tenga un fresco y nuevo comienzo. Él tiene la autoridad para blanquear cualquier mancha de tinieblas en el alma. Jesús puede restaurar cualquier corazón con heridas, sin importar lo dolorosas y profundas que sean.

“DIOS, reconozco que he pecado contra ti. Creo que Jesús pagó por mis pecados, que resucitó de los muertos y que es el Hijo de DIOS. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de mi vida. Sáciame de ti y envía a mí el Espíritu Santo para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Hazme verdaderamente libre, sacia mi vida y guíame a vivir tu propósito en mí. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”

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