Dicha búsqueda se acaba cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones. Él es DIOS y con quien DIOS creó todas las cosas (en la Biblia Jesús es descrito como el Verbo Creador de todo), por lo que también sabe exactamente cómo funcionamos mejor y nuestro propósito.
Jesús arregla toda vida que esté descompuesta, igual que solamente Él puede saciar el alma, es Él quien da la verdadera libertad y llenura. Jesús es quien aumenta las capacidades y talentos de una persona cuando ésta vive su verdadero propósito.
Jesús echa fuera la depresión y ansiedad de cualquier persona, sin importar lo profundo que haya caído ésta. Solamente Él tiene suficiente poder para hacer que una persona tenga un fresco y nuevo comienzo. Él tiene la autoridad para blanquear cualquier mancha de tinieblas en el alma. Jesús puede restaurar cualquier corazón con heridas, sin importar lo dolorosas y profundas que sean.
“DIOS, reconozco que he pecado contra ti. Creo que Jesús pagó por mis pecados, que resucitó de los muertos y que es el Hijo de DIOS. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de mi vida. Sáciame de ti y envía a mí el Espíritu Santo para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Hazme verdaderamente libre, sacia mi vida y guíame a vivir tu propósito en mí. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”
“DIOS, reconozco que he pecado contra ti. Creo que Jesús pagó por mis pecados, que resucitó de los muertos y que es el Hijo de DIOS. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de mi vida. Sáciame de ti y envía a mí el Espíritu Santo para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Hazme verdaderamente libre, sacia mi vida y guíame a vivir tu propósito en mí. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”
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