Todo el mundo intenta ponerle nombre. Con sus mejores intentos le han puesto: pareja, salud, riquezas, éxito laboral, coche del año, viajes por el mundo, tener un hijo/a, sexo desenfrenado, vanidad, espiritismo, encontrar la paz interior...; en fin, hallar la felicidad. Se trata de la búsqueda incansable del ser humano por encontrar la trascendencia y llenar su vacío existencial. Millones de personas invierten sus vidas en buscar aquello que les sacie, no obstante parten a la tumba sin encontrarlo.
Dicha búsqueda se acaba cuando aceptamos a Jesús en nuestros corazones. Él es DIOS y con quien DIOS creó todas las cosas (en la Biblia Jesús es descrito como el Verbo Creador de todo), por lo que también sabe exactamente cómo funcionamos mejor y nuestro propósito.
Jesús arregla toda vida que esté descompuesta, igual que solamente Él puede saciar el alma, es Él quien da la verdadera libertad y llenura. Jesús es quien aumenta las capacidades y talentos de una persona cuando ésta vive su verdadero propósito.
Jesús echa fuera la depresión y ansiedad de cualquier persona, sin importar lo profundo que haya caído ésta. Solamente Él tiene suficiente poder para hacer que una persona tenga un fresco y nuevo comienzo. Él tiene la autoridad para blanquear cualquier mancha de tinieblas en el alma. Jesús puede restaurar cualquier corazón con heridas, sin importar lo dolorosas y profundas que sean.
“DIOS, reconozco que he pecado contra ti. Creo que Jesús pagó por mis pecados, que resucitó de los muertos y que es el Hijo de DIOS. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de mi vida. Sáciame de ti y envía a mí el Espíritu Santo para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Hazme verdaderamente libre, sacia mi vida y guíame a vivir tu propósito en mí. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”
“DIOS, reconozco que he pecado contra ti. Creo que Jesús pagó por mis pecados, que resucitó de los muertos y que es el Hijo de DIOS. Señor Jesús, lávame con tu sangre preciosa, entra en mi corazón y sé el Señor de mi vida. Sáciame de ti y envía a mí el Espíritu Santo para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Hazme verdaderamente libre, sacia mi vida y guíame a vivir tu propósito en mí. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario