Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Marcos 11:23
Es realmente impresionante el tamaño de la montaña que existe en Marte. El monte Everest es casi nada a su lado. Las elevaciones montañosas son parte de la geografía terrestre, y constituyen la atracción de deportistas de montaña, que son seducidos para escalarlas y hollar sus cumbres. Es su manera de vencerlas para descender victoriosos.
Dicho esto, los hijos y las hijas de Dios Creador, durante el transcurso de su vida cristiana, se ven enfrentados a diferentes tipos de montañas, algunas de ellas como el monte Aconcagua, otras como el monte Everest, y otras como el monte Olympus. Puede ser un monte de enfermedades, a veces incurable; o un monte de deudas; o de pobreza; o uno de problemas casi insolubles en el matrimonio; o el monte de la dependencia de las drogas, o un monte de alcoholismo, o tal vez una montaña de depresión o crisis de pánico,... en fin, el que sea. Mas Jesús da una solución magistral; si usted está enfrentando cualquier tipo de crisis o monte, hágale frente diciendo: Quítate y échate al mar, orden que debe ser dada creyendo que el monte Olympus, o problema, no será nunca lo suficientemente fuerte como para no obedecer lo que sale de la boca del hijo o hija de Dios. ¿Qué ha decidido hacer frente al monte que enfrenta?, ¿escalarlo como hacen los alpinistas, y que significa subir la montaña llevando a cuestas su carga por si alcanza la cumbre?, o ¿decirle que de una vez por todas, por el poder del Nombre de Cristo Jesús, que se quite y que desaparezca de su vida?
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