domingo, 12 de junio de 2016

El Verdadero Éxito

Constantemente escuchamos hablar acerca del éxito, y a diario se exponen ante nosotros diversos aspectos de lo que nuestra sociedad actual ha incluido en este concepto. Si alguien es vistoso, si llama la atención, si produce algún aplauso, la admiración o el reconocimiento de otros, lo consideramos exitoso. También si lo que haces produce dinero, la gente te etiqueta como alguien exitoso.
En muchas ocasiones, no importa quien seas realmente como ser humano, si posees riquezas materiales eres importante, porque el dinero se considera un pilar fundamental del éxito en estos días.
Un científico puede pasar años enteros de su vida lidiando una y otra vez con el fracaso, hasta llegar finalmente a un descubrimiento de alcance trascendental, a través del cual se puede beneficiar, literalmente, el planeta entero; sin embargo, nunca llegará a ganar lo que un artista de Hollywood gana con su actuación en una sola película.
Los dos pueden ser perfectamente considerados como personas exitosas, y realmente lo son. ¿Pero qué hace que en nuestra sociedad le demos mayor trascendencia al segundo que al primero?
Un deportista se forma con mucha disciplina y con grandes esfuerzos de su voluntad; son años de dedicación y de sacrificios, y merecen toda nuestra admiración y respeto. ¿Pero qué hace que un gol valga más que el descubrimiento de una vacuna? ¿Por qué una joya o un vestido de diseñador pueden tener mayor valor monetario que una cirugía capaz de devolverte la vida? 

Vivimos en un mundo de valores invertidos, le damos una mayor trascendencia a las cosas más efímeras de la vida, y aquellas que realmente cuentan son vistas con menosprecio o dejadas de lado. 
Solo un porcentaje mínimo de la población mundial alcanza lugares de relevancia. Solo un grupo muy reducido es premiado con el reconocimiento de los medios audiovisuales, y un porcentaje mínimo recibe una paga justa en concordancia con lo que hace; de manera que si partimos de esta errada premisa en la consecución del éxito, es muy probable que solo obtengamos una gran frustración y nos sintamos desolados.

Pero la vida se va forjando de pequeñas batallas que se libran a diario, y los verdaderos retos de un ser humano trascienden la barrera de lo material. El verdadero éxito, ése que se alcanza cuando logramos dominar nuestras pasiones y deseos egoístas, ése que logra que lo que hacemos por nosotros mismos redunde inexorablemente en el bien de otros, ése que se convierte en un proceso de vida más que en un logro momentáneo; esa clase de éxito, la mayoría de las veces, no es apreciado por nuestros sentidos, solo se logra captar con los ojos del alma.
Es seguro que todos los seres humanos tenemos un propósito que cumplir en nuestras vidas. Todos somos importantes en la posición y en el lugar que Dios ha establecido para nosotros. Mas descubrir ese propósito, representa el éxito más grande que cualquier ser humano puede alcanzar y le confiere a su vida un valor sin igual.
Es algo así como ser parte de una gran orquesta y ejecutar nuestro desempeño en el tiempo correcto, en el momento perfecto en que nuestra intervención contribuye con la maravillosa armonía de la música, que se produce y deleita a muchos.


"Intenta no volverte una persona de éxito, sino una persona de valor” Albert Einstein.

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