jueves, 30 de junio de 2016

El estorbo físico

2 Corintios 12.7 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”.
Uno de los problemas que atraviesan en su vida la mayoría de los hombres es el orgullo y la soberbia, hermanos inseparables, que se presentan cuando se ha alcanzado un logro o “éxito” determinado y que suelen motivar a presumir del mismo. De esto es lo que habla el apóstol Pablo en su carta a los hermanos de la iglesia de Corinto, indicándoles que él cómo siervo del Señor, bien podía presumir de todas las revelaciones que le fueron dadas, sin embargo reconocía que nada le pertenecía ya que todo le era dado por instrucción divina. 
estobo fisicoY para que recordara que nada era por logros propios, le fue puesto un “aguijón” o padecimiento para que si en un momento dado, él quisiera levantarse con arrogancia, éste le causara un dolor físico que le hiciera volver a su estado de humildad y dejara de enaltecerse… Esto es como la situación (válgase la comparación) con los caballos, a los cuales se les pone un freno en la boca, y cuando quieren desbocarse el jinete les jala de las riendas para que no hagan su voluntad, sino que se sometan a la voluntad de él.
Desgraciadamente, el orgullo y la soberbia, juntos, son un mal que va corroyendo el alma de quien lo padece, hasta el punto de hacerle volverse un ser indiferente, insensible, déspota, etc. Un ser que lo único que consigue así es aislarse cada día más de la sociedad y sobre todo de su familia, ya que hasta con ella adopta una postura un tanto grosera, importándole muy poco lo que pase con sus hijos, esposas y padres; estas dos actitudes en las personas se pueden ver reflejadas en el comportamiento, en la forma de vestir, de hablar, de caminar, o de tratar a sus semejantes; se sienten sobrados y merecedores de todo tipo de atenciones y privilegios. Las palabras bondad y misericordia no existen en su diccionario, por lo que tampoco se manifestará en su comportamiento.

El profeta Nehemías decía que es necesario sacudir al pueblo, para que éste reaccionesin duda es lo mismo que se necesita hacer con estas personas, para que reaccionen y vuelvan a tener una actitud humilde, despojándose de toda falsedad y vanidad que a lo único que conducen es al rechazo y desprecio, cuyo pago es la marginación y la soledad.
A nosotros como hijos de Dios, nos es necesario que padezcamos debilidad para que, como dice el apóstol Pablo, permitamos que el Señor de la Gloria se perfeccione con su poder. El estorbo físico puede traducirse como un padecimiento o enfermedad que, en un momento determinado, puede causar dolor, malestar, depresión, angustia, y por qué no, también temor; sin embargo, no debe verse como algo malo, sino como algo que servirá para reconocer que solamente el poder de Dios, su Gracia y Misericordia nos pueden sacar adelante, y que si Él permitió que tengas un estorbo físico es para recordarte como a Pablo, que nada de lo que hayas logrado o poseas es por méritos propios; NO, sino que todo te ha sido dado por el infinito poder y amor que Dios tiene por ti. Porque nadie, es merecedor de NADA y que si algo se tiene es por la bondad de Dios, llámese como se llame: familia, bienes, profesión, cargo y hasta tu propia vida, todo te ha sido dado por el favor de Dios. 
Así que es el momento en que debes analizar con diligencia tu actitud, y en el supuesto de que en ti hubiera estas dos lacras, dobla tus rodillas y SUPLÍCALE al Señor que te transforme y ponga en ti el carácter de Jesús Nuestro Señor y Salvador. Amén.

Que el aguijón que llevas en ti sea para que recuerdes cuán débil eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario