domingo, 15 de mayo de 2016

Un corazón agradecido

1 Tesalonicenses 5.18. El pasaje nos dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Esto es fácil cuando todo marcha bien. Pero en circunstancias dolorosas expresar gratitud puede volverse difícil.
Es interesante resaltar que esta orden de dar gracias al Señor en todas las cosas fue escrita por Pablo, apóstol cuya lealtad a Cristo le costó una persecución severa.
Aunque muchas situaciones no eran de su agrado, Pablo sabía que sus riquezas en Cristo superaban con creces cualquier molestia terrenal. Pensemos en las bendiciones que valoraba, y que también están disponibles para todos los creyentes. Primero, somos invitados a tener una relación personal con el Dios verdadero, el Señor soberano, omnisciente y omnipresente en toda la creación. Segundo, nuestro Creador nos ama con amor eterno e incondicional. Tercero, envió a su Hijo a morir como pago por nuestra deuda de pecado, para que pudiéramos pasar la eternidad con Él. Por lo tanto, cuando ponemos nuestra confianza en Jesús somos liberados del temor a la muerte.
Y la lista de bendiciones continúa: Dios adopta a los creyentes como sus hijos, y los sella con su Espíritu (Efesios 4.30). Él tiene un plan para cada vida, y concede dones para que este plan se cumpla. También promete dar respuesta a todas nuestras necesidades, por medio de sus recursos ilimitados (Filipenses 4.19), y nos da su Palabra y su Espíritu, que habita en nosotros, para guiarnos.
¡No es de extrañar que Pablo estuviera agradecido! Haga usted hoy su propia lista de razones para dar gracias, y asegúrese de contar las bendiciones de Pablo también como suyas. Dígale a Dios cuán agradecido está.

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